Carta al director

Carta al director

Soy un iquiqueño de tomo y lomo. He vivido cincuenta cinco años años en esta querida tierra y estoy cansado de las descalificaciones y tratosimpropios que se ven a diario en nuestra prensa escrita y medios de comunicación de masa en contra de las autoridades que nos representan, cualquiera sea su tendenciapolítica. Suelen utilizarse palabras y apelativos que también leen nuestros estudiantes y que concitan, en ocasiones, su perplejidad y curiosidad. El otro día, por ejemplo, mesubí a un colectivo y en un programa de radio había un concurso en el qué se interrogaba acerca de quién era el personaje o autoridad pública más “burro” de nuestraciudad. La gente SE comunicaba a la estación de radio por teléfono y daba el nombre de quien, a juicio propio, resultaba merecedor del apelativo intentando fundamentar.Repentinamente, mi sobrino que tiene diez años, exclamó: “Tío el burro o asno es un animal doméstico de la familia de los équidos, o sea, se están burlando de estaspersonas”, y agregó: “En mi colegio a un compañero lo suspendieron por burlarse y decirle cara de caballo a una compañera de curso”. Su reflexión me hizo pensar respecto delrol que juegan los medios masivos de comunicación en la instalación de mensajes contradictorios entre los jóvenes y niños. Por un lado se instala el discurso de respetoy por otro les hacemos convivir con un contexto irreverente. Si queremos formar nuevas generaciones que estén en condiciones de ser nuestras próximas autoridades,debemos tener la capacidad de entregar mensajes claros y consecuentes, que permitan a la vez, que los jóvenes se sientan seguros y representados en el espacio público.