CASO Psicoterapia Grupal

CASO
Una sesión

El grupo, de modalidad semiabierta, que funcionaba en un ámbito institucional hacía ya cuatro años, y conservaba su composición en forma más o menos estable en los últimos tres años.

Estaba compuesto por tres integrantes hombres y tres mujeres.

La coordinación estaba a cargo de nosotros como una pareja heterosexual de coterapeutas.

La frecuencia de reunión era semanal, ensesiones de una hora y media de duración.

La sesión que relataremos ocurrió al poco tiempo de la deserción de una paciente, Zulma, que por su estructura psicopatológica, había sido depositaria de las imposibilidades de los demás miembros del grupo.

Pensamos que la tolerancia que el grupo mostraba ante sus conductas bizarras se explicaba por el alivio que comportaba la depositación en ella delos aspectos de castración.

En este sentido la presencia de Zulma en el grupo era importante e hipotetizamos que su ausencia desencadenaría fenómenos de resonancia fantasmática en relación a la fantasía originaria de castración.

El grupo comenzó a desarrollar un clima maníaco signado por el intento de negar la falta de Zulma.

Se organizó una reunión social donde fueron a bailar como formade desconocer el encuadre terapéutico (la ley) a través de un acting out.

Uno de los varones, Nacho, que en otra ocasión había traído copias de un cuento escrito por él, sobre el cual el grupo trabajó analíticamente, en la sesión posterior a la deserción de Zulma trajo una copia de un nuevo cuento para cada uno de los integrantes menos para el terapeuta varón.

Este nuevo relato titulado “Labruja” era una fantasía literaria acerca de sus propios fantasmas en relación a la mujer.
Cuando preguntó que opinaba cada uno, el terapeuta varón dijo no saber nada ya que no había recibido copia. “Pero si le di a L...”(la terapeuta mujer).

El terapeuta señaló “L. y yo somos dos personas distintas” Hubo risas en general y nada pudo analizarse acerca de este “olvido”.

En otro momento de lamisma sesión, Nacho observó algo en relación al poder de la terapeuta mujer.

Ella dijo: “Claro, yo soy la bruja” y Nacho respondió: “No, con vos no me ratoneo” y siguió hablando de otro tema.

Este fragmento evidencia las maniobras que el grupo utilizaba para evitar la vivencia de castración, ejerciéndola sobre la figura de los terapeutas y su función interpretante ,fálicamente investidos.

Eneste clima de negación, otra paciente, también llamada Zulma, dijo haber tenido la fantasía de no venir a la sesión siguiente a la
deserción, ya que iba a ocupar “ el lugar de la boluda”.

Sin saber por que, se le había ocurrido imitar a su compañera ausente, en sus gestos, sus poses, su estilo de discurso. ¿Negaba la ausencia, ocupando el lugar vacío, aunque fuera el de “la boluda”?

Zulma, laque permanece en el grupo, tiene 30 años, está casada y no tiene hijos. Es profesora de inglés, profesión que no ejerce.
Su familia de origen está constituida por la madre (ama de casa) y dos hermanos mayores (un hombre casado, con hijos y una mujer soltera). Su padre falleció hace 4 años de cáncer.

En relación a su infancia, se recuerda como una niña no querida y no tenida en cuenta, enespecial por su madre, con quien funcionaba de acompañante en los momentos en que el padre abandonaba la casa, hecho que ocurría con bastante frecuencia.

Pensamos que el pacto narcisista con la madre se fundaba en ser quien daba compañía a una mujer que se sentía abandonada e incapaz de afrontar su soledad, ocupando el lugar de una ausencia, el lugar de una falta.
Las ausencias del padre eranmotivadas por presuntas actividades laborales que que daban sin una clara explicación para la paciente. Cuando ella la preguntaba a la madre acerca de las mismas, ésta le contestaba: “Vos decí que tu papá es comerciante”. Zulma cree tener el recuerdo que alguna vez se comentó en la familia que su padre había estado preso.
El déficit de elaboración de la conflictiva edípica la llevaba a repetir casi...