CENTRALIDAD DEL AMOR

3. Centralidad del Amor: aporte de las ciencias humanas

Es evidente la preocupación del Magisterio de la Iglesia sobre la necesidad de organizar armónicamente las diversas dimensiones de la formación sacerdotal y religiosa, entendiendo con ello la vocación desde una óptica integral. No puede negarse, sin embargo, el vehemente llamado y el particular énfasis que pone en la dimensiónhumana, especialmente en el aspecto de la madurez1. Indudablemente si ésta es prioritaria en los candidatos al sacerdocio, con mucha mayor razón asume un carácter particular en la figura del formador, pues de ella dependen en gran medida, la eficacia de su delicado ministerio y la consolidación de vocaciones auténticas, creíbles y duraderas. En términos más precisos puede afirmarse que:
La madurez quedebe caracterizar la vida de los sacerdotes, religiosos y religiosas encargados de la formación en los seminarios o noviciados, constituye un elemento esencial para el éxito de su función. El formador o superior en un contexto eclesial no sólo requiere como persona del fundamento sólido de una madurez humana, cristiana y sacerdotal o religiosa, sino que necesita también poseer la capacidad deacompañar a otros maduramente, mostrándoles así el camino que conduce hacia su plena madurez2.
El núcleo de nuestras reflexiones insiste en la dimensión humano-relacional del formador desde una perspectiva antropológica holística teniendo presente el valioso aporte que ofrecen las ciencias humanas, en particular la pedagogía3 y la psicología4. Vale la pena destacar, sobre todo, la visiónpositiva del Magisterio reciente sobre el aporte que los instrumentos psicológicos prestan a la formación sacerdotal. La Iglesia subraya que, evitando los reduccionismos del psicologismo5 en el proceso formativo, es posible un uso adecuado de las herramientas psicológicas, las cuales, si vienen usadas, deben integrarse en el cuadro de la formación global del candidato6. Es importante señalar que:
Lapsicología en este punto, como aleada, pero también como parte indispensable de la antropología, puede contribuir en modo insustituible a introducir al investigador del alma humana y aún más al educador, en un ámbito relativamente descuidado. Es el ámbito que (…) se refiere a las fuerzas motivacionales de la persona7.

Ciertamente aunque la psicología no pueda agotar por sí misma ladimensión mistérica de la persona humana, su contributo es muy valioso8. Teniendo cuenta esta realidad y con una profunda honestidad intelectual, consideremos algunos elementos propios del ser humano, mediante los cuales se concibe a sí mismo como misterio, abierto a los otros y al Otro, trascendiéndose en el amor. Esto equivale a considerar la persona humana como proyecto, siempre en camino deperfeccionamiento.

3.1 Continua unificación interior

Siendo un misterio abierto al Misterio el ser humano experimenta un notable dilema: por una parte advierte «una inclinación al bien correspondiente a la naturaleza racional, que es la suya propia, como es, por ejemplo, la inclinación natural a buscar la verdad acerca de Dios y a vivir en sociedad»9, y por otra, descubre notoriasactitudes individualistas y egoístas, frutos de la división interior causada por el pecado10. En consecuencia, dicha tensión no le permite vivir plenamente las relaciones consigo mismo ni con los demás.
En sintonía con nuestro argumento, dado que el formador está llamado a establecer relaciones intersubjetivas o interpersonales auténticas, la presencia del conflicto es evidente. Su delicada tareaformativa no está exenta de antagonismos o tensiones que influyen notablemente sus relaciones con la autoridad, con sus coetáneos, con los demás formadores, con los formandos, etc. El sacerdote formador debe ser consciente de la necesidad de una continua y responsable búsqueda de unificación interior. En esta empresa la psicología puede desempeñar una función altamente valiosa. Necesariamente debe...