certificado

Esta novela obtuvo el I Premio Letras
Nuevas de Novela 2012, concedido por
el siguiente jurado: Ángeles Mastretta,
Marisol Schulz, Francisco Martín Moreno,
Fernando Solana y Gabriel Sandoval.
La reunión del jurado tuvo lugar en la
Ciudad de México el 24 de septiembre de
2012. El fallo del Premio se hizo público el
5 de octubre de 2012, en la misma ciudad.

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daniel krauze

Fallas de origen

premio letras nuevas
de novela 2012

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Para Mateo, con los pies en el norte y el corazón en el sur.

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When there is nothing left to burn,
you have to set yourself on fire.
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Cuando no queda nadamás por quemar,
tienes que prenderte fuego.
Stars

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Todos traicionamos la promesa de nuestro mejor destino.
Solo una vez escuché a mi papá decirme esa frase, fuera de
contexto, de forma espontánea, como una canción de cuna
que en ese instante le vino a la mente sin motivo. Me la dijo
con la vista clavada en el cielo, asintiendo con la cabeza; notanto un rezo sino la invocación de un recuerdo atávico, una
verdad sabida desde hace tiempo, vuelta a confirmar en ese
momento, quién sabe por qué. Estábamos parados frente a
un volcán nevado, que yo insistí en visitar. Quería ver la nieve, salir de la ciudad y estar a solas con él. Hacía frío, y mi
papá me había disfrazado como esquimal. En mi recuerdo,
su frase y el volcán huelen a azufre.Dieciocho años después, dentro del departamento que
compartía en el East Village de Nueva York, sentado en un
sofá mullido pero tan cómodo que parecía abrazarme, justo
después de abrir una Corona helada a las doce del día, recibí
una llamada de mi mamá.
—Tu papá se enfermó hoy en la mañana. Lo tuvimos que
llevar al hospital —me dijo.
Me tranquilicé: mi papá se enfermaba todo el tiempo, atodas horas, sin importar el mes o la circunstancia. Siempre
que me hablaba, sufría por algo: su tos de fumador empedernido, la migraña que no lo dejaba dormir, una vieja lesión en
el hombro izquierdo y, por supuesto, la gastritis que, como
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yo, a duras penas podía controlar. Solamente en el último
año, me mandó mails comunicándome que lehabían diagnosticado esófago de Barrett, bronconeumonía y parásitos
intestinales.
—¿Qué tiene?
—Le dio un derrame cerebral —me dijo, como si se tratara de un desmayo. Mi pecho pareció oírlo antes que mis
oídos: se contrajo, sofocado por una presión externa e invisible, revolcándome el corazón. Me llevé el dedo índice a la
boca y caí en la cuenta de que estaba temblando. En busca de
unpaliativo insuficiente, mis deseos repararon en la cerveza
a mi lado, como si un trago de Corona fría pudiera aplacar el
impacto de la noticia.
Tras empacar con prisa la mitad de mi ropa y dejar mi celular sobre la mesa del comedor, como los policías deshonrados dejan placa y pistola en las películas, le escribí una nota a
David, mi compañero de departamento por cinco de los seis
años que viví enNueva York, y esa misma tarde tomé un vuelo a la Ciudad de México.
Una semana después, mi papá murió en el hospital en la
madrugada mientras mi hermana Tania, mi mamá y yo dormíamos en la casa, sin nadie que le tomara la mano y escuchara su último aliento.
Pude haber regresado a Nueva York, pero mi mamá me
convenció de quedarme en México. Me pidió que supervisara lo del testamento, apoyara a mihermana e intentara estar
a gusto en el país en el que crecí. Pensé en lo que mi papá habría querido que hiciera y, tras meditarlo por un par de días,
le avisé a mi mamá que no regresaría a Estados Unidos.
—Me voy a ir a vivir al consultorio de mi papá. El licenciado Valverde me acaba de avisar que me lo dejó.
—Y qué, Matías, ¿vas a dormir en el diván donde atendía
a sus pacientes?
—No te...