Cofradías Gastronómicas En Valdepeñas
Don Pedro de Barberana y Aparregui, pintado por Diego Velázquez (1631-1632).
Según la tradición oral, durante el dominio musulmán de la península, los mozárabes de esta zona lograron una bula del Califato de Córdoba por la que se les permitía seguir elaborando y comercializando suscaldos. En el año 1150, ante la falta de un ejército regular, el rey Alfonso VII confió a la francesa Orden del Temple, la seguridad de los territorios cercanos al río Guadiana, que habían sido recientemente arrebatados a los musulmanes. Pasados pocos años, y ante la imposibilidad de mantener la zona, éstos devolvieron Calatrava al nuevo rey, Sancho III, que reunió a sus notables. Ante la sorpresa detodos, don Raimundo, abad del monasterio cisterciense de Fitero, aceptó el reto, haciéndose cargo de la zona en 1158. En poco tiempo formaron un ejército de más de 20.000 monjes-soldado. Así surgía la Orden de Calatrava, que en su afán por repoblar sus vastos dominios cedía el derecho de ciudadanía al que se comprometiera a adquirir “una casa tejada y una aranzada de viña”, siguiendo el modelo delfuero de Cuenca (1190). Este cultivo tan cercano a la cultura y liturgia cristiana fue extendido de forma notable por los aragoneses, castellanos y, sobre todo, gallegos que poblaron La Mancha durante toda la Edad Media, dotando de reconocimiento a la recién surgida encomienda de Valdepeñas.
En esta época surgen en Francia e Italia las primeras cofradías gastronómicas, como hermandades deapoyo a los agricultores, productores y gremios artesanales. Con las cuotas que pagaban, tanto en efectivo como en especie, organizaban servicios de atención médica, seguros de decesos, viudedad y orfandad…
D. Álvaro de Bazán, primer Marqués de Santa Cruz y señor de Valdepeñas.
En 1523, mediante una bula del Papa Adriano VI, el maestrazgo de la Orden pasó a ser ocupado por los regentes de laCorona de Castilla. En 1575, la falta de recursos económicos del reino empujó a Felipe II a vender numerosas villas y encomiendas desamortizadas a las órdenes militares, entre ellas la de Valdepeñas, que fue adquirida por don Álvaro de Bazán, primer Marqués de Santa Cruz.
Ya en aquella época el poeta Baltasar de Alcázar se hacía eco de la fama del “vinillo aloque” de Valdepeñas. Los sucesivosmarqueses, cuyas rentas dependían del precio de este producto, contribuyeron activamente a su popularización en la corte de los Austrias. Durante el reinado de Carlos III, en el siglo XVIII, el “aloque” inundaba las tabernas de Madrid, hasta el punto de que el monarca aumentó los impuestos de este producto para financiar, según el cronista Antonio Brotons, la Puerta de Toledo o la de Alcalá.Mientras tanto, y en plena Ilustración francesa, aparecían en el país vecino numerosos grupos de defensores de productos enológicos y gastronómicos propios de las diferentes regiones del país. Su modelo de gestión y protocolo se inspiraba en el de las órdenes militares. Esta costumbre llegó a España en el siglo XIX, extendiéndose, sobre todo, por la cornisa cantábrica, donde hoy en día siguen...
Regístrate para leer el documento completo.