Como dar bien las malas noticias
El arte de comunicar.
En la era de las comunicaciones, estamos cada vez más incomunicados. PAUL VIRlLIO
Al confundir comunicación con información en la relación médico-paciente, la despojamos de su contexto humano, de la interrelación personal que debe primar en nuestra relación con los pacientes. Corremos el riesgo de sobreinformar en vez de comunicar.Cuenta Platón que cuando Sócrates observaba a los médicos que desbordaban de información a los enfermos, les espetaba: "Insensatos, ellos quieren curarse, no estudiar medicina" (Platón, 1952).
Uno de los derechos de los enfermos (OPS, 1990) es el de la veracidad (que se les diga la verdad), ya que éticamente no hay excusa para mentir; es más: en la relación médico-paciente, como en cualquierrelación humana, de la mentira no se vuelve. Este derecho a saber debe ser siempre respetado. Ahora bien, por razones psicológicas y culturales hay momentos en que los pacientes también tienen derecho a no saber (Schavelzon, 1988).
Para diferenciar estos dos derechos, a saber y a no saber, no hay algoritmos, tampoco fórmulas, es parte del arte de la medicina; más que un conocimiento científico esuno experiencia!. En ocasiones, para no dar un diagnóstico con un pronóstico grave, se recurre al remanido argumento de "Le va a hacer mal", cuando muchas veces al que le va a hacer mal es al propio médico, porque no es nada fácil hacerse cargo de una mala noticia. Por otra parte, este argumento puede representar una subestimación moral del paciente al presuponer que no está en condiciones deasumir el pronóstico. Ha sido demostrado en pacientes oncológicos que al ser informados de su enfermedad, si bien ésta no cambiaba su evolución biológica, subjetivamente se sentían mejor, con mayor tolerancia al tratamiento y mejor relación con sus médicos (Neira y Palazzo, 1998; Busso, 1995). Un testimonio del profesor Corrado Montemagiore, oncólogo del Hospital San Giovanni de Roma, afectado élmismo de cáncer, es en este sentido elocuente: "Después de superar el primer momento, empecé a tomar conciencia de mi enfermedad, a pesar de haber operado durante veinte años tumores malignos. Al ser consciente de que éste es un mal que difícilmente se cure, comienzo a aprender cómo vivir con él". A los pacientes terminales queremos ocultarles su gravedad apelando a estrategias que pensamos útiles,pero que ellos mismos desacreditan. Por ejemplo, decir: "¡Qué buen aspecto tiene!". Frente a esto, una vez un paciente me dijo con total sinceridad -lo que me conmovió e hizo que me diera cuenta de mi error-: "Doctor, yo no estoy enfermo del aspecto, yo estoy enfermo de cáncer". Tenemos entonces dos extremos que debemos evitar: el encarnizamiento informativo y la complicidad del silencio, comorevela el cuento "La muerte de Ivan Ilich" de León Tolstoi, cuando el protagonista, enfermo terminal, exclama en silencio: "No me mientan más, quiero hablar de mi muerte, déjenme elaborar mi propio duelo, quiero morirme en paz".
Los pacientes terminales intuyen su fin y tienen otra dimensión, muy distinta de la nuestra, como la que encontramos en el poema de Sergio Hernández: El canceroso
Elcanceroso
aunque con algunos dolores
disfrutaba de sus últimos días.
Una inyección por la mañana, dos o tres por la tarde algunos amigos
con sus rostros especialmente acomodados a las circunstancias
irrumpían en la habitación.
Se conversaba del tiempo
de los increíbles progresos de la medicina
de lo mejorado que estaba el semblante del paciente
de los conflictos entre el marxismo y elcapitalismo
de los últimos viajes espaciales
a lo que el canceroso respondía
con un discreto silencio
ya que él
a través de la ventana
observaba un ciruelo florecido.
Elizabeth Kubler-Ross describe los estadios por los que pasa un paciente cuando recibe el pronóstico de su enfermedad mortal: shock, negación, rebeldía, pacto, depresión y aceptación. Si el paciente ha sido adecuadamente acompañado...
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