Como En Santiago

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Como en Santiago
Obra DramÆtica














DANIEL BARROS GREZ








COMÓ EN SANTIAGO
Daniel Barros Grez
(Comedia de costumbres, en tres actos)
La escena pasa en una ciudad de provincia en casa de donVictoriano. El lugar de la acci
ón es una sala
modestamente amoblada, con dos puertas laterales y una puerta y una ventana en el fondo, que dan a un patio
exterior.
ACTO PRIMERO
Escena 1
InØs.— (Entretenida en su costura canta una canción de la Øpoca).
Escena II. (InØs, doæa Ruperta)
Ruperta.— ¡InØs! ¿QuØ bulla es Øsa?
InØs.— Cantaba, tía, para entretenerme y hacer menos pesado mi trabajo.Ruperta.— ¡Sí! Pero debieras tener presente que tu prima estÆ durmiendo.
InØs.— Como ya es tarde, creía que Dorotea se hubiera levantado.
Ruperta.— ¿Y cómo piensas, inconsiderada muchacha, que una niæa tan delicada y tan nerviosa como mi hija,
haya de levantarse antes de las once del día? ¿Has olvidado que estuvimos anoche en el baile con que este
pueblo festejó a nuestro simpÆtico diputado?
InØs.—Pues, por eso mismo, tía mía, por lo mismo que Dorotea es dØbil y enfermiza, no debería recogerse
tarde!
Ruperta.— ¿QuØ dices?
In
Øs.— Que acostÆndose temprano, podría Dorotea tambiØn levantarse temprano..
Ruperta.— ¿Y quiØn te mete a ti venir con reglas sobre lo que no entiendes? ¿QuØ sabes tœ de bailes y de
recogidas temprano o tarde?
InØs.— Nada sØ de eso, tía; pero.
Ruperta— ¡Sabeque mi hija se levanta a la hora que le da la gana, porque es rica, y tiene con quØ darse gusto!
InØs.— Pero, tía, cÆlmese Ud.; yo no he dicho eso sino porque...
Ruperta.— ¡No faltaba mÆs sino que tœ vinieras a enseæarme a mí las reglas del buen tono; a mí que he nacido,
que he crecido en Santiago, y que crío y educo a mi hija como conviene a una persona de su clase! ¿Te parece
que en Santiagose va a un baile a prima noche para recogerse a horas de cenar? ¡Pobre muchacha
provinciana! Venir a enseæarme estas cosas a mí, que acabo de hablar con Øl. . . Si tœ lo hubieras oído hablar
anoche, habrías comprendido...
InØs.— ¿A quiØn, tía?
Ruperta.— ¿A quiØn ha de ser sino a nuestro
simp
Ætico diputado, don Faustino Quintalegre, que
anoche estuvo divino?
inØs.— ¡Ah!
Ruperta.
— ¡QuØtalento de hombre! ¡QuØ maneras tan distinguidas, quØ aire tan cortesano, quØ movimientos
tan elegantes, y sobre todo, quØ galÆn con las niæas! No se separó en toda la noche de Dorotea, y bailó ocho
veces con ella.
InØs.— ¡Ocho veces!
Ruperta.
— Sí, sí; ocho veces. Las llevØ en
cuenta, con las cuentas de mi rosario.
InØs.— Todo eso podrÆ ser, tía; pero, ¿quiere
que le diga una cosa?Ruperta.— ¡Habla!
InØs.— Es que Ud. le estÆ metiendo a mi
prima mucho m
Æs bulla que yo.
Ruperta.— Es verdad que como tengo una voz tan vibrante, segœn me lo dijo anoche Faustino… ¿Sabes tœ lo
que significa esta palabra vibrante? El tambiØn me lo explicó... ¡Ah! Voy a ver si esa pobrecita duerme. Es tan
nerviosa como yo cuando tenía su edad. (Vase)

Escena III. INES (llorando)
InØs.— ¡Ah!¡Pobreza! ¿QuiØn no te debe su desdicha? ¡Madre mía! Cuando al morir me entregaste a mi buen
tío don Victoriano, creíste haberme dado un padre y moriste tranquila. - No me quejo de mi tío; pero su mujer. . .
¿Por quØ se te parece tan poco, madre mía? ¡Ah! ¡Si tœ vivieras; si yo pudiera abrazarte como en tiempos mÆs
felices, yo te diría: madre mía, amo a un hombre, y ese hombre se casarÆ bien prontocon mi prima! Y tœ
¡llorarías conmigo; y tus caricias consolarían mi pobre corazón, mientras que ahora. . . (Se pone la cabeza entre
las manos, con muestras del mÆs profundo dolor

Escena IV. INES, DOROTEA. (Vestida fantÆsticamente)
Dorotea.— ¡InØs, InØs! iQuØ desgracia la mía.! Yo quisiera llorar, pero no puedo.
InØs.— ¿QuØ tienes, Dorotea?
Dorotea.
— Mis lÆgrimas se resisten...
In...