Como sacamos la sal
Sofía entendió que el filósofo tenía razón. Para los adultos, el mundo era algo
asentado. Se habían metido de una vez por todas en el sueño cotidiano de laBella
Durmiente.
—¡Bah! Simplemente estás tan habituada al mundo que te ha dejado de asombrar
—dijo.
—¿Qué dices?
—Digo que estás demasiado habituada al mundo. Completamente atrofiada,
vamos.—Sofía, no te permito que me hables así.
—Entonces, lo diré de otra manera. Te has acomodado bien dentro de la piel de ese
conejo que acaba de ser sacado del negro sombrero de copa del universO. Y ahorapondrás las patatas a cocer, y luego leerás el periódico, y después de media hora de
siesta verás el telediario.
El rostro de la madre adquirió un aire de preocupación. Como estaba previsto, sefue a la cocina a poner las patatas a hervir. Al cabo de un rato, volvió a la sala de estar
y ahora fue ella la que empujó a Sofía hacia un sillón.
—Tengo que hablar contigo sobre un asunto —empezó adecir.
Por el tono de su voz, Sofía entendió que se trataba de algo serio.
—¿No te habrás metido en algo de drogas, hija mía?
Sofía se echó a reír, pero entendió por que esta pregunta habíasurgido
exactamente en esta situación.
—¡Estas loca! —dijo—. Las drogas te atrofian aún mas. Y no se dijo nada más
aquella tarde, ni sobre drogas, ni sobre el conejo blanco.
22
Los mitos
... undelicado equilibrio de poder entre las fuerzas del bien y del
mal...
A la mañana siguiente, no había ninguna carta para Sofía en el buzón. Pasó
aburrida el largo día en el instituto, procurando ser muyamable con Jorunn en los
recreos. En el camino hacia casa, comenzaron a hacer planes para una excursión con
tienda de campaña en cuanto se secara el bosque.
De nuevo se encontró delante del buzón.Primero abrió una carta que llevaba un
matasellos de México. Era una postal de su padre en la que decía que tenía muchas
ganas de ir a casa, y que había ganado al Piloto jefe al ajedrez por...
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