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Texto - Guía : Microeconomía III

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PATRONALES, INTERVENCION DEL ESTADO Y COMPENSACION SALARIAL

Una primera duda ante el signo de la relación inversa entre las disamenities en el puesto de trabajo y el salario surge ante el hecho de estar usando varia bles agregadas, es decir, al no estar diferenciando entre trabajadores con preferencias distintas y empresas con diferentes condicionesde trabajo (Viscusi, 1993). Sin embargo, la evidencia empírica para otros países durante sus procesos de industrialización junto a los estudios sobre la evolución de la legislación la boral española indica que no es descabellado pensar que, como ya observó J. S. Mill, los mejores trabajos tienden a ser los mejores pagados.42 En este sentido, la empresa podría estar interesada en ofrecer un entornono seguro en el que además no se cumple la normativa laboral básica, si con ello puede aumentar su producción. Es decir, si las ganancias derivadas de ofrecer un entorno de este tipo son mayores que los gastos ocasionados por la compensación salarial. Por tanto, se trata de comprobar si el contexto institucional existente en España durante el primer tercio del siglo XX permitió que las empresas notuvieran necesidad de compensar salarialmente por el hecho de realizar los peores trabajos. En el caso de los accidentes de trabajo nos servimos de la comparación con otros países. Para ello, en un primer momento debemos atender al proceso de implantación de seguros obligatorios por accidentes y recordar que en el caso de España, estos seguros aparecieron comparativamente tarde.43 Tanto Lewchuk(1991) para Francia o Fishback y Kantor (1998, 2000) y Aldrich (1997) para Estados Unidos afirman que, aparte de los efectos mitigadores de la tensión entre sindicatos y patronales, las segundas anticiparon los beneficios de la implantación de sistemas de seguros sociales obligatorios. De manera que, a pesar de tener que hacer frente a un aumento de los costes, las ventajas de un sistema deredistribución del riesgo fueron la reducción de la incertidumbre de soportar aisladamente indemnizaciones y la reducción de los costes de transacción derivados de los contenciosos judiciales.Y, en el caso francés, el no incluir el nuevo sistema la compensación por los más frecuentes accidentes causados por la fatiga o, en el caso de Estados Unidos, el poder trasladar parte del coste a los trabajadores,sobre todo los no afiliados a un sindicato. En España la situación pudo haber sido muy diferente. Ha sido señalado por varios historiadores sociales y del derecho que las patronales españolas mantuvieron una actitud de rechazo desde el inicio de los debates previos a la primera Ley de Accidentes del Trabajo de 1900, a través de la cual se sustituyó en España la teoría de la culpa por la de laresponsabilidad objetiva y se implantó el seguro de adscripción voluntaria, hasta 1932, momento en el que, tras la previa adhesión de España al Convenio de Ginebra de 1925, entra en vigor el sistema de seguros obligatorios y de rentas vitalicias.44 Esta resistencia, que sería el verdadero hecho distintivo del caso español y no la negativa inicial, muy
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En realidad, como señala Viscusi (1993:1916-1917), la observación de J. S. Mili puede ser compatible con la existencia de mecanismos de compensación salarial a nivel no industrial sino ocupacional. El año medio de introducción de este tipo de seguros en los doce países europeos analizados por Flora y Alber (1982: 50) es 1914, mientras que en España el seguro de accidentes obligatorio fue adoptado en 1931. Ver las protestas ante la Ley de1900 en Montera (1981); la negativa a transformar el sistema de seguros voluntarios en obligatorios ante la reforma de 1922 en Cuesta (1988: 702-714) y Soto (1989: 644); y los informes económicos patronales presentados en contra del seguro obligatorio y vitalicio, ya aprobado en 1929 aunque en vigor desde 1932, en Soto (1989: 679-680).

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MODALIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA

La...