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HUMANIZACIÓN DEL CONFLICTO
La subversión -tanto la declarada como la encubierta- clama por la vigencia de los derechos humanos, presuntamente atropellados en forma sistemática por las fuerzas delorden y sólo por éstas. La secundan organismos no gubernamentales, dispuestos a aceptar como verdades evangélicas cuantas acusaciones se levantan contra las fuerzas de seguridad del Estado. Pero ciegasy sordomudas si es la guerrilla la que produce actos de barbarie. El clamor ahora es por la humanización del conflicto. Así lo demanda el jefe del Ejército de Liberación Nacional, sacerdote ManuelPérez, además de las organizaciones defensoras de los derechos humanos. Está bien. Todo lo que contribuya a disminuir los efectos de una contienda armada sobre la población civil y los combatientes quecaen heridos o prisioneros, merece adhesión y respaldo.

Lo que desconcierta es que mientras el gobierno abre las puertas a nuevas negociaciones de paz, siempre que sean acompañadas de buena femanifiesta y determinación de alcanzarla, toda la preocupación de los subversivos y sus partidarios se dirija, no a poner fin al conflicto, sino a humanizarlo. Aquí, como en la globalidad de esta guerralarvada y sinuosa que se ha planteado contra nuestra democracia -imperfecta pero perfectible sin recurrir para ello a la violencia- hay notable asimetría. Al Estado se le exige respeto y protección delos derechos humanos, lo que está bien porque un gobierno respetable no puede permitir la violación de la ley so pretexto de defenderla. Pero mientras se hacen ruidosas demandas, coreadas por lasorganizaciones no gubernamentales, la llamada guerrilla comete atrocidades que no suscitan las mismas voces condenatorias.
Lo ocurrido en la región de Puracé, departamento del Cauca, constituye uno de losmás recientes y escandalosos ejemplos de esta doble postura.\ La policía y los escolares que se desplazaban por la escabrosa ruta de montaña, no lo hacían en función de combate. Tampoco implicaban...