Conquista del paraiso
A lo largo del film, abundan ese tipo de clichés que suelen delatar una revisión interesada de la historia, útil para proyectar eldiscurso de valores dominante.
Así ocurre, en la práctica, con la imagen fílmica de Colón en otras películas. La actitud de los cineastas ante el Almirante es tan variada que, con la salvedad de unascuantas coincidencias documentales, parecen haber construido personajes novelescos completamente diferentes.
Y tienen razón al hacerlo, pues la silueta tiene tantas zonas por colorear que cabehacerlo con tonalidades dictadas por la fantasía.
Claro que todo lo dicho ha servido y sirve para politizar la figura, empezando por un filme tan esteticista y grandilocuente como La vida de CristóbalColón y su descubrimiento de América (1916), de Émile Bourgeois, rodado en España durante la guerra europea, con patrocinio franco–hispano.
Curiosamente, los detalles de la leyenda negra, habitualesen las producciones anglosajonas e italianas acerca del personaje, no figuraban en el guión de la película mexicana Cristóbal Colón o la grandeza de América (1943), de José Díaz Morales,protagonizada por el español Julio Villarreal.
Obviamente, también fueron evitados en el largometraje español Alba de América (1951), de Juan de Orduña, producción surgida de un concurso del Instituto deCultura Hispánica, en la cual se alimentaba el recuerdo idealizado de las glorias hispanas, la exaltación de una ficticia conciencia nacional que, hablando de cultura de masas, también glorificaron otras...
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