Cuento Espíritus Abatidos

Alonso Moreno

Espíritus abatidos

El olor a madera curada llena el ambiente, mezclado con viejos libros de la biblioteca. La chimenea descansa en un rincón de la sala, revolviendo elpolvo, con su constante respiración. Desde el techo, una lámpara con forma de araña nos observa con cierto recelo. La mañana es fría y desoladora. A través de la ventana empañada, mi compañero y yopodemos observar las pálidas luces de una calle envuelta en las penumbras vespertinas. La neblina cae lentamente, gira alrededor de los faroles encendidos, se extiende, en fina, blanda capa, sobre lostejados, sobre los lomos de los caballos, sobre los hombros humanos, sobre los sombreros. De reojo lo miro y con voz ceremoniosa le pido que deje de observarme como si yo fuera un ser extraño, salido de lanada, merodeando por este mundo.
__ ¿Qué anota en su libreta? –le dije-. Me siento mal, contigo persiguiéndome por todas partes, examinando minuciosamente todos mis movimientos.
Miamigo asienta con la cabeza y continúa como si no le hubiese dicho nada. Bajo nuestros pies, el piso de madera cruje a cada paso, quejándose del destino que le toca por suerte. Es una casa acogedora. Enun solo vistazo podemos ver todos los ambientes y a su vez, ellos nos observan, cerrando o abriendo espacios según su estado de ánimo.
—Esta casa no tiene nada de extraordinario —afirmé—. No haysonidos extraños o rincones oscuros que delaten la presencia de espíritus. Se podría decir que es una casa común. ¿No lo crees?, anota todo eso, por favor.

Continué entonces caminando hastael rincón de la chimenea, donde una vieja mesa de madera soportaba sobre su espalda varios libros gruesos, amarillentos y callados. En una esquina, un cenicero mantenía humeante el último cigarrillo.Sentado en el sillón, se encontraba el cuerpo sin vida de un hombre desgarbado, con cara lánguida y parsimoniosa. Me alejé del escritorio, impresionado por la mirada del difunto, que con sus ojos...