CUENTO

No conviene despertar de un sueño, pero si de una pesadilla.
Aquella noche se quedó Manuel a dormir conmigo. Por la madrugada, envuelto en mis sueños, percibí una extraña presencia… bajo la sabanalogré ver una luz muy brillante. Tiernamente acariciando mi cabeza… diciéndole unas cuantas palabras que me fueron difíciles descifrar en el momento. Si bien estaba dormido pero podía asegurar quealguien estaba ahí ¿Pero quién?
Podía oler tan cerca su cabello, sentir sus gestos. Lo único que no entiendo son las palabras que me dijo: “Concilia la vida como el sueño. No pretendas amargar la luzcon una pesadilla-“.
Al terminar de oír la frase intenté abrir los ojos, pero me era imposible, podía oír la tan agitada respiración de Manuel; quise moverme pero tampoco. Oí el estallido de la luz yno recuerdo más. Al amanecer, estábamos como siempre, mientras que en mi mente retumbaba aquel suceso extraño que dudo Manuel haya comprendido. Durante la escuela no podía concentrarme en clase. En mimente podían sonar las suaves palabras de esa noche y más aún mi tenía intrigado el saber quién había sido la de la visita.
-¿Tu abuela?- Me decía -Lo dudo, está en casa atendiendo al abuelo y susachaques por la edad. Más bien, la voz parecía ser de mi madre, pero ¿cómo? Se supone que ella está de viaje.- Le contesté.
Estaba angustiado. Tomé mi mochila y subimos a la recamara. -Creo queesperare hasta tarde por ella- Agachando lo mirada y sosteniendo una taza de café caliente tomé asiento en el sofá, junto al teléfono. Mi madre debía volver ésta noche después de estar fuera por más dedos meses. Se dieron las nueva, las diez de la noche y ella no llegaba. Mi preocupación había llegado al límite.
El teléfono sonó, y parecía ser que los ojos se me fueran a salir de la cara tras oírtremendo timbre del teléfono. Miramos la pantalla y no decía número alguno. Transpirábamos miedo, pero sin más contesté.
- ¡Es ella Manuel! mi madre-. Me emocioné al grado de aturdirla con...