Cultura.
Considero preocupante varios aspectos de la propuesta actual. No está mal que la Empresa Privadaentre a financiar a las Universidades, lo que sí merece debate es el cómo lo haría y qué recibiría a cambio. Otro punto importante es que la tesis para el ingreso de los capitales privados a laEducación Pública, no debería ser el permanente decrecimiento de los aportes de la Nación, sino la necesidad de que la Empresa Privada esté obligada a tener programas de responsabilidad empresarialplenamente constituida y de impacto nacional o regional. Las implicaciones de la inyección de capital privado (tal y como está en la reforma) no acaban ahí.
Si bajo la figura de la productividad es laEmpresa Privada la que decide a qué proyectos de investigación invertir dinero (y teniendo en cuenta que la investigación se menciona como uno de los indicadores más importantes a la hora de que la Nacióndé partidas presupuestales extras), se generará un ciclo en el que si una Universidad no tiene proyectos de interés de la Empresa Privada, no podrá llevar a cabo sus investigaciones, y tampoco tendrárecursos extras de parte de la nación.
En últimas esto llevaría a que la autonomía, en tanto formulación propia de los pensum académicos, se vería comprometida: no se puede tener autonomía académicasi los proyectos de investigación se piensan como viables si son de interés de la Empresa Privada. Profesores universitarios y estudiantes de posgrado coinciden en que esto ya viene pasando.
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