Cultura
JORGE LUIS ROJAS RUNCIMAN
“la seta y apostasía llamada Taqui Ongo, en la qual daban los yndios después de bautizados en bailar y temblar andando a la redonda, y en aquel baile ynbocaban al demonio y a sus guacas e ydolos, y en el bayle renegavan y apostatavan de la verdadera fe de Jesucristo (…) la qual seta yba cundiendo y estaba ya derramada en la mayor parte de estos reynos” Testimonio del Licenciado Bravo de Berdusco (Informaciones de Servicios del año 1584, F.2v)
Introducción
En los últimos treinta años, los estudios sobre el Perú tomaron un nuevo rumbo. Gracias a la interacción y aplicación de los métodos antropológicos, históricos, sociológicos y demográficos hemos podido ampliar nuestra comprensión de los acontecimientos ocurridos en nuestro país. De esta forma, las ciencias sociales modificaron aquella visión tradicionalista y pesimista que poseíamos sobre el pasado y el presente. Esto nos llevó a repensar el pasado como el presente, no como elementos aislados sino relacionados entre sí, dando como resultado una mejor aproximación y coherencia a la vida cotidiana de los grupos humanos. En nuestro tema de investigación, la visión tradicional que se tenía sobre las expresiones religiosas comprendida en: mitos, ritos, valores religiosos y la evangelización dieron un nuevo giro. Citando a Mircea Eliade, el gran descubrimiento del siglo XX fue (re)conocer que las sociedades llamadas “primitivas” tenían una estructura social y mental propia, diferente a la occidental. Esta estructura era manejada en función a una lógica específica y coherente de acuerdo a sus necesidades. Esto quiere decir que dos sociedades no comparten una misma estructura social, a pesar de poseer ciertas características similares. Por lo tanto, las teorías evolucionistas que dominaron la ultima mitad del siglo XIX, como la de Sir James George Frazer y Tylor, comenzaron a derrumbarse como castillos de naipes. El Perú no estuvo ajeno y con oídos tapadosfrenteestas corrientes de pensamientoque dominaron Europa por muchas décadas. Nosotros todavía poseíamos sujetos “primitivos” en lugares alejados de la civilización, es decir en zonas rurales. Si
Inglaterra y otros países europeos tenían sus primitivosen sus nuevas colonias, el Perú tenía a los indios.Para los intelectuales de las zonas urbanas de principios de la república, la imagen de aquella gente que vivía en la región de los Andes eradeun ser en un estado semianimal y salvaje. La opción que se planteó como posible vía de escape fue la necesidad desaparecerlos, si se quería llegar a ser como un país civilizado como los países europeos. Pero dejemosde lado estos pensamientos muy hegemónicos para su época. Con el transcurso de los años, las ciencias sociales consiguieron, congranesfuerzo, elaborar yampliar un nuevo marco histórico general. Por muchos años, solo se había recurrido a un lado de la historia. Pero con la profundización de los estudios, si queríamos entender y comprender a cabalidad ciertos acontecimientos históricos, se dirigió laatención hacía aquella visión que había sido despreciada y alejada de todo registro documental; nos referimos a la llamada “visión de los vencidos”. En un inicio, la reunión de visiones dieron como resultado grandes teorías y una gran variedad de posibles respuestas a diversos problemas planteados se dejaron escuchar. Sin embargo, estas teoría no eran infalibles y muchas de estas teorías abarcaban ciertos puntos cruciales, dejando de lado otros; generando expiracioneslimitadas. Como miembros de una nueva generación de científicos sociales, reducir nuestro análisis a dos niveles: el estructural y el histórico, no daría respuestas adecuadas a nuestras interrogantes. No creemos que se deban de dejar de lado, sino quehay quecomplementarlos con los elementos culturales, étnicos e ideológicos, simbólicos, etc. ...
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