Darwin
Durante su juventud, mientras estudiaba en Cambridge, Darwin formó parte de la sociedad gastronómicaGourmet Club (más conocida como “The Glutton Club”, el “club de glotones”) que hacía gala de un “omnivorismo sin fronteras”: su objetivo era probar “todos y cada uno de los pájaros y bestias que hansido conocidos por el paladar humano”. Entre los platos que degustaron aquellos ilustrados ingleses estaban el halcón y el avetoro (un tipo de garza). Darwin abandonó aquel grupo tras degustar un búho,cuyo sabor describió como “indescriptible” y que le provocó una tortuosa digestión.
No obstante, aquel mal sabor de boca no le impidió continuar su rally devorador por Sudamérica, donde probó elarmadillo (“sabe a pato”), la paca común (un roedor tropical) e incluso un puma en la Patagonia, aunque en su defensa es justo apuntar que pensaba que se trataba de un venado.
Más preocupante fue suobsesiva persecución del ñandú de Darwin, un animal desconocido para la ciencia que acabó en el plato del autor de ‘El origen de las especies’. Al menos tuvo el detalle de enviar los huesosrechupeteados del ave a Londres, gracias a lo que los familiares de aquel pájaro reciben el nombre de Rhea Darwinii.
Pero el capítulo menos honroso de la voracidad del joven Charles Darwin tiene que vercon las tortugas que acabarían haciéndole universalmente célebre. En la isla James del archipiélago, Darwin y sus compañeros de travesía subieron a bordo del ‘Beagle’ 48 ejemplares de tortugasgigantes, ninguna de la cuales sobrevivió a la travesía, convirtiéndose en sopas, filetes y otras delicias para la tripulación.
Bien es cierto que hay que situar a Darwin en su contexto, una época en la...
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