Darwin

Siglo 19: Los guanacos: Soberanos de las pampas
Don Santiago Gameros Carhuayo, mayordomo de la hacienda Cahuachi, en Nasca, era, además de experimentado agricultor, un reputado criador y preparador de galgos para la caza de guanacos, actividad con la que se solía agasajar a las personalidades políticas y sociales que hacían su aparición por Nasca. Cahuachi había sido la metrópoli de la culturaNasca, su templo el destino obligado de los peregrinos de toda la costa. Allí el agua es eterna; allí se creó la magia de sus huacos y tejidos. Allí, tal vez, se recibió el soplo divino que inspiró el trazo de las líneas y dibujos milenarios de las Pampas de San José, que María Reiche mostrara al mundo entero. En esa tierra mágica estableció su casa don Santiago, con doña Rosalía, su esposa, comoama y patrona, sus hijas Luzmila y Esperanza, y los hijos Santiaguito, Jorge, César y Amador.  Los hermanos Gameros tenían a su cargo la crianza de los galgos. Un buen día, de regreso de una cacería por las lejanas pampas de Marcona y Las Clavelinas, donde bajan las manchas de guanacos en busca del cogollito del yanque, plantita de roja flor que sacia su rara sed, don Santiago Gameros trae a casauna pequeña cría de guanaca. Un apremiante -¡Rosalía, Rosalía! –hace que su esposa corra a su encuentro- Mira, mira, lo que te traigo, le dice entregándole el asustadísimo animalito -¡Qué lindo! –exclama la señora, cogiéndolo amorosamente. -¡Es hembrita!, ¡Luzmila!, ¡Esperanza!, corran, miren este encanto!! La huanaquita fue la chochera de la casa; mimada y halagada con mamaderas, cuidada, bañada,jabonada y perfumada como una bebé. Por esos días, la perra bruta paría dos cachorritos negros como el azabache, hijos del mejor de los galgos de Don Santiago. Como debe ser, eran producto del cruce de un buen ejemplar galgo con una perra chusca chivatera, y además cazadora de zorros. A esta clase de perras se les llama ´Bruta´. La huanaquita crece compartiendo juegos y retozos con los cachorros;como hermanos correteaban por corrales y potreros. Con el tiempo la huanaquita se convierte en hermosa hembra, mientras los cachorros adquieren fortaleza de cazadores. Llega el día en que Don Santiago ordena: -Estos dos cachorros ya están en edad, desde mañana, comiencen a enseñarles, ¡sin piedad!, cómo se coge un huanaco. Y la faena comienza con la caza de zorros. Cuatro pequeños pamperos, caenpresa de los negros. Y luego lo bueno, la caza de guanacos. En las pampas, con otros dos perros curtidos, a la vista de los auquénidos, sueltan los cuatro galgos. Recortadas sus nítidas siluetas contra el horizonte rosáceo de las pampas, acortan la distancia y en un instante caen sobre su presa. ¡¡Y he aquí lo inesperado!!!. Los dos negros abalanzándose sobre los otros perros, impiden que dencuenta del guanaco. La pelea brinda la oportunidad para que las presas huyan raudas. Los negros, ¿defendían quizá a la familia de su hermanita? Esta solidaridad les cuesta bien caro; implacables latigazos caen sobre sus lomos, con resondros y carajazos de los sorprendidos entrenadores. Los perros, comprenden, escabullen la mirada del amo, y soportan sumisos el cruel castigo.
El domingo siguiente, muyde mañana en la pampa, se avistan los guanacos. Al “¡Úchale! ¡Úchale! ¡Úchale!”, los perros, como una exhalación, dan alcance a una guanaca, la cogen, no por el brazuelo, su talón de Aquiles, sino por la pata, la tumban y saltan sobre ella. No se lanzan sobre su pescuezo, dejan que se ponga en pie… para nuevamente arrojarla… y saltar retozonamente sobre ella. La huanaca, a la primera escapadespavorida. Esta vez sí los Gameros montan en cólera. Inmisericordes latigazos caen repetidas veces sobre el lomo de los negros; el eco repite sus lastimeros aullidos en la inmensidad de las pampas. -¡Qué lisura, carajo! ¡Todavía no quieren aprender! ¡Toma! ¡Toma!... ¡Para que sepan que cazar no es jugar! ¡Toma carajo! ¡Toma! 
-Yo no creo que mi padre los perdone –dice César- Sin embargo, –arguye...