De cisnes, patos y otras aves domesticas
Simple y a la vez complejo.
Perdí mucho de mi valioso tiempo en este enigma y aun así seguía siendo imposible, para mí, descifrar esa misteriosaconfiguración del ser humano, ese halo angelical que se cuelga de las hélices del ADN de algunos y que los hace casi irresistibles. No, no lograba encontrar una forma de razonar con esta situación y eso meinquietaba. Así que dejé de lado la perturbación y continué con mi vida normalmente sin preocuparme mucho de ese misterio irresuelto, que al fin y al cabo yo no soy Holmes y mis pensamientos obsesivos puedenpasar fácilmente de un tema a otro.
Sin embargo, un día encontré la respuesta sin proponérmelo. Sucedió como suceden la mayoría de cosas relevantes de la vida: simplemente vino hacia mí. Estaba yohaciendo un esfuerzo por mantenerme a flote, por sobrevivir a uno de esos Tsunamis que con cierta frecuencia golpean mi vida y me dejan con el mismo aspecto de un niño encontrado bajo los escombros,estaba en psicoterapia. Cabe anotar que la razón de la consulta en ese momento no se trataba de mi imposibilidad para diferenciar la especie humana de sí misma; nada de eso, estaba simplementeabordando los temas de rutina de la crisis de turno cuando mi aventajada terapeuta hizo una de sus pocas intervenciones.
– ¿Conoces la historia del Patito Feo? Intervino.
– Por supuesto. Contesté...
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