De la pobreza a la indigencia

Por: Álvaro Sanabria Duque | Enviar Correo al Autor | Más Artículos del Autor
De los pobres se hablaba como si fueran miembros de
una tribu extraña e indefensa a quienes había que
alimentar. A veces, cuando alguien llamaba a la puerta,
la criada nos informaba: “no es nadie, sólo un pobre”
Sàndor Màrai
(Confesiones de un burgués)
Quizá nunca se escriba lo suficiente sobre la aguda esquizofrenia delos discursos políticos y sociales que han terminado por darle cuerpo a nuestra actual sociedad. No por conocidos, los ejemplos de John Locke y George Washington dejan de ser ilustrativos: Locke, quien afirmara la justificación de la propiedad privada como un derecho derivado del trabajo personal (con lo que, de paso, daría las bases para la teoría del valor-trabajo), poseía acciones de lascompañías esclavistas Royal Africa Company y Bahama Adventurers; mientras Washington, primer presidente de los Estados Unidos de América, cuya Constitución tuvo como eje de su formulación tres derechos que consideraba fundamentales (la vida, la libertad y la felicidad), era un terrateniente esclavista. Que el trabajo de los esclavos no generara propiedad de nada, mientras el no-trabajo de los amos lagenerara, o que la libertad y la felicidad fueran tan solo privilegio de una etnia, nunca parecieron inquietar ni la lógica de los argumentos ni la buena conciencia de los detentadores de los mecanismos del poder.

Es claro que la base que facilita este tipo de contrasentidos es el extrañamiento de algunos grupos de seres humanos de su humanidad misma y que, en ese juego de las antinomias, quien esobligado a asumir el papel de “lo otro” refuerza, pese a ello (o por ello), la imagen de lo que se le contrapone, en este caso lo que ha de entenderse como “verdaderamente” humano. “Ser alguien” no es tan solo ser visible sino además paradigmático, es decir, estar inscrito dentro de los referentes de lo aceptable. Pero esa aceptabilidad no es siempre una cuestión de blanco o negro, pues laintercomparabilidad de los grupos que ocupan los extremos (multimillonarios vs. “miserables”, hoy; príncipes y mendigos, ayer), a pesar de ser posible en la teoría, es muy elusiva en la realidad. En esta última, la definición de “lo otro”, contrario a lo que creemos, no parece definirse por esos extremos sino tener lugar en las contigüidades.
La definición jurídica de las clases sociales y elreconocimiento legal de la fuerza como mecanismo de su distinción hicieron de las etapas precapitalistas (antagónicas) de la sociedad unas organizaciones donde la ambigüedad en el tema no era la norma. Es, pues, con la Revolución Francesa que se introduce en lo social la separación entre su concepción jurídica y legal (libertad e igualdad), y las condiciones reales que la niegan.

Nacimiento formal de lapobreza

En 1601, en la Inglaterra isabelina, se promulga la denominada Ley de Pobres, que oficializaba los subsidios tanto a los incapacitados no propietarios como a los capacitados sin trabajo, que, recluidos en asilos, quedaban a disposición de las clases propietarias para sus requerimientos laborales. La ley se modifica en 1782, permitiendo el subsidio para los capacitados sin trabajo, sin quemediara la reclusión, lo cual convierte a esta reforma en el antecedente más lejano de los modernos subsidios al desempleo. En 1795, la inclusión del “Derecho a la Vida” en la normatividad extiende la ayuda incluso a quienes tienen trabajo pero no devengan lo suficiente. Los jueces del Condado de Berkshire, reunidos en Speenhamland, basados en el precio del pan y el número de miembros de lafamilia, definieron un ingreso mínimo que debía ser completado por el Estado si los salarios privados no alcanzaban esa suma. Seguramente, los problemas del precio y el suministro de pan, como detonante del estallido de la Revolución Francesa, fue un estímulo nada pequeño en la toma de la decisión.

Pero es precisamente contra los acuerdos de Speenhamland como enfilan baterías la nueva burguesía...