del enamoramiento al amor (Jorge Peña)
Filosofía Tomista del Hombre
Prof. Ignacio Serrano del Pozo
Sección 7, 1S2010
LA FIDELIDAD: DEL ENAMORAMIENTO AL AMOR
JORGE PEÑA VIAL
En HUMANITAS Nro.29
Decía el místico español: “En el ocaso del sol se te juzgará en el amor”. Seremos juzgados en
el amor y por el Amor. Ése es nuestro peso, nuestra valía, el uso que hemos hecho de nuestra
libertad, pues a nadie se le puede obligar a amar. Sin embargo, el amor no se da pleno y
maduro de entrada. Debe superar la prueba del tiempo. Debe despojarse de mucho egoísmo
búsqueda de sí mismo, de muchos factores accidentales que aunque inevitablemente parecen
acompañarlo, lo desfiguran y afean. Serán precisamente las pruebas, crisis y contrariedades
las que harán que el amor se purifique y arraigue más profundamente. Pareciera que una
misteriosa providencia se encargara de triturar y despojar las imitaciones fraudulentas que
empañan el verdadero rostro del amor, de modo que, al final, éste logre despojarse de tanta
ganga adherida y brille puro y verdadero en su real verdad. Por eso con sabiduría decía San
Josemaría que “la fidelidad es la perfección del amor”[2]. Sin fidelidad el amor no alcanza su
plenitud ni su auténtica verdad. Pero requiere superar la prueba del tiempo, necesita de esa
purificación, pues sin ella el amor no escapa en el presente a la ilusión, ni en el porvenir a la
muerte. Intentaré a lo largo de esta exposición mostrar las diversas fases del amor. Cómo esa
elección matrimonial, llena de fervor y entusiasmo, que en sus inicios parece tan profunda, sólo
puede alcanzar la plenitud del amor a través de una purificación larga y severa. Todo
problema consiste en despojar el amor de su cortejo de ilusiones, librar el oasis del espejismo,
lo que es de lo que no es. El amor del hombre y de la mujer es, de todas las cosas humanas,
aquella cuya evolución armoniosa requiere las condiciones más difíciles. La pasión sólo es una
promesa; únicamente el amor sabe mantenerla. Quisiera por una parte mostrar como una
verdadera concepción del amor exige la fidelidad y la indisolubilidad del matrimonio, y por otra,
que cuando se accede a esa comprensión, amor y derecho no son incompatibles, sino que se
reclaman mutuamente, puesto que el matrimonio cabe definirlo como “el amor debido en
justicia”.
Antes de explicitar estos dos aspectos, creo pertinente el que nos preguntemos por la causade esta generalizada incomprensión de lo que constituyen las notas esenciales del amor y del
matrimonio. Sí, quizás pueda ser una explicación el hecho de estar inmersos en una cultura
divorcista impregnada de una concepción individualista de la felicidad y de la libertad. Frente
una tal concepción, poco eco puede encontrar el apelar al bien común de la sociedad o seguir
acumulando evidencias empíricas abrumadoras sobre los efectos perniciosos y manifiestos
que se derivan de la introducción de la ley de divorcio. La lógica individualista, únicamente
atenta a la propia autorrealización, es del todo sorda a tales argumentos pues trasciende lo
que únicamente le interesa y afanosamente se persigue, a saber, la propia felicidad. Sin
embargo esa idea de felicidad es precaria y normalmente se entiende sólo a nivel
afectivosentimental, es decir, no como algo que se conquista con lucha y sacrificio sino como
un sentimiento eufórico y exaltante que se recibe y se padece. Este énfasis desmesurado en
lo afectivosentimental de la ...
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