Democracia en crisis
Estamos, entonces, ante una situación excepcional que precisa la adopción de medidas excepcionales, lo que me cuestiono es si la prolongación de estasituación de excepcionalidad, implicaría, también, el mantenimiento de esas medidas excepcionales de gobiernos legales, pero no legítimos. En otras palabras: si la prolongación de esas medidasalegando una excepcionalidad cierta o supuesta, pondría en tela de juicio las instituciones básicas de un Estado de Derecho, lo cual vendría a cuestionar seriamente el papel que lecorresponde a los partidos políticos y, por ende, al debate parlamentario. Lo que, en definitiva me preocupa, es que los parlamentos y las decisiones políticas sean suplantadas por la toma dedecisiones económicas, sin atender a las realidades políticas y sociales de un país, con el correspondiente coste que ello reporta en cuanto a la desafección de los ciudadanos de las institucionesdemocráticas. Una muestra de ello es el movimiento del 15M, que lejos de ser un fenómeno extrictamente local o nacional, se ha convertido en un movimiento alternativo, y creo que legítimo, deciudadanos críticos con el funcionamiento de las instituciones, que no siempre se corresponde con ese carácter de marginalidad o antisistema que desde determinados sectores se les atribuye.
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