democracia

Editorial de El Siglo, edición 1586 del 18 de noviembre de 2011
¿Fue un experimento para medir la temperatura de nuestra democracia a 20 años de su “transición”?
¿Se trataba de una suerte de ensayo general, para movilizar las huestes nostálgicas de un pinochetismo que se resiste a abandonar el escenario de la historia?
¿O estaríamos, más bien, ante un acto de soberbia de un provocadorprofesional que, amparado en la representación que ostenta en un municipio, se atribuye una función mesiánica y desafía no sólo a un país sino también a la conciencia universal al abrir los espacios para que circulen a plena luz los peores fantasmas del pasado?
La primera señal, tras la convocatoria del alcalde de Providencia a homenajear a un convicto de delitos contra la humanidad, provino de LaMoneda. Y es que más allá de la ignorancia o torpeza de una funcionaria de segundo o tercer rango, la pregunta que cabe formularse es por qué la respuesta desde el gobierno no fue un rechazo categórico. ¿Cómo se habría reaccionado a una invitación, por ejemplo, de un conocido cartel de narcotraficantes? ¿O de cualquier otro personaje o grupo vinculado al contrabando, etc.? Lo más probable es que lareacción, instintiva, habría sido un chilenísimo “¿qué se ha imaginado, usted?”
Pero no fue así. Al contrario, la “jugada” de Labbé sirvió para que el militarismo golpista y la derecha extrema se tomaran los espacios, reivindicando a “los valientes soldados”, injuriando a los detenidos desaparecidos y a los asesinados y torturados, a los perseguidos, a todos los que de múltiples formas sufrieron añosy años de terrorismo de estado.
De paso, actualizan su “tesis” sobre las víctimas de atropellos a los derechos humanos que habrían sido cometidos por el gobierno dela Unidad Popular. Y plantean la tesis de que las condenas a los violadores a los derechos humanos son la obra de “jueces comunistas”.
Pero se ha ido más allá y, además de brindar su protección a los festejadores de un criminalconvicto, se ha lanzado contra quienes legítimamente protestaban todo el arsenal represivo del estado.
El mismo gobernante que se ha manifestado, y lo reiteró estos días, en contra de los crímenes de lesa humanidad, tiene un ministro del Interior que permite, dispone o alienta, nuevas violaciones a los derechos ciudadanos.
Es bueno tomar nota de la realidad y no adormecerse pensando que la“reconciliación nacional” se podrá construir sobre la base de la negación de las duras evidencias de la historia.
Tampoco se puede cerrar los ojos ante la furia desatada desde las trincheras del más abyecto pinochetismo. Viejos y nuevos próceres toman los micrófonos y en nombre de un pretendido derecho a manifestarse, actualizan los principios del totalitarismo.
La Alemania que surgió dela Segunda GuerraMundial, vivió un agudo y extenso proceso conocido como “desnazificación”. Los símbolos del llamado Tercer Reich fueron y aún los están, destruidos o prohibidos. Habría sido impensable una “reivindicación” de los Goering, los Himmler o los Goebel; mucho más, del propio Hitler.
“Sólo la verdad nos hará libres”, suele repetirse. Pero verdad con justicia, o de lo contrario se trataría de una palabrahueca, vacía e inerme.
El desafío es muy grande y exige la movilización lúcida, conciente y permanente de los sectores mayoritarios de la sociedad chilena.
Pero para actuar es indispensable saber quiénes somos. Y la constatación que se impone a partir de los episodios protagonizados por el alcalde y su protegido, no es precisamente optimista.
La democracia es mala, decía Platón, cuando serefería a las diferentes formas de gobierno, y mencionaba que solo existían tres: la primera “la monarquía” el gobierno de un único individuo bueno, o su forma perversa “la tiranía”, el gobierno de un solo individuo malo; segundo “la aristocracia”, el gobierno de unos pocos buenos, o su forma mala “la oligarquía”, el gobierno de unos pocos no tan buenos; y el tercero, la “democracia”, única y...