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De ese modo, al entrar al terreno de la experienciaconcreta, señalan las tensiones internas de una tradición el liberalismo constitucional universalista en sus presupuestos normativos, pero excluyente por su conceptualizacion de lacomunidad política, el demos.
Ese contraste pone de manifiesto la enorme distancia que separa la condición del inmigrante frente a la ciudadanía.
Nos advierte como entre ambasse levanta una enorme frontera no meramente teórica, sino institucional.
Es, la frontera que representa con mayor claridad la tensión de identidades que genera la migración.No es cualquier aspiración universal, es el ejemplo que pone
en cuestión la consistencia interna por tratarse de una aspiración que muestra como la normatividad de sus principiosno resiste el paso al terreno institucional a menos que renuncie a su universalismo original.
Hay razones para pensar que ese universalismo es en gran medida retórico pues locierto es que se esgrime en la teoría como si la práctica hubiera de adaptarse a su horizonte de expectativas.
No otra es la razón básica de que los derechos sean conceptos nosolo jurídicos y morales si no, de moda radical, conceptos políticos.
En la practica solo podemos cambiar la realidad si conocemos sus condiciones y actuamos sobre ellas de unmodo no visionario o revolucionario.
La experiencia de la migración proporciona elementos para esta prueba y, antes, ilustra sobre la micro historia de sus protagonistas.
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