Derecho
Guantánamo es hoy lo que era ayer y lo que fue al crearse en 2002: una mancha en el sistema de justicia norteamericano. A través de dos presidentes de muy distinto signo,Guantánamo se ha perpetuado como una herida sin cicatrizar en la conciencia de Estados Unidos durante casi 10 años.
Barack Obama criticó a George W. Bush por orquestar, orden ejecutiva mediante, unlaberíntico centro de detención al que envió a cientos de sospechosos de terrorismo tras los ataques del 11-S, condenándoles al olvido y privándolos del derecho a un juicio justo en un tribunal civil.Obama ha perpetuado la vergüenza de Guantánamo con la decisión presidencial, también a través de una orden ejecutiva, de reinstaurar las comisiones militares creadas por Bush y formalizar el sistemade detención indefinida, que ofrece como única solución a muchos de los 172 presos que residen en el penal que se pudran entre sus muros
No hay otra solución. Y no la hay porque la invención deGuantánamo se gestó violando desde el principio las más básicas reglas de humanidad y legalidad por las que se rigen Estados Unidos y las democracias desarrolladas desde hace siglos. Para enviar a quienesla Administración de George W. Bush consideró sospechosos de atentar contra EE UU y ser soldados de Al Qaeda, los arquitectos legales de "la guerra contra el terrorismo" se inventaron el concepto decombatientes ilegales enemigos, esquivando así las salvaguardas que ofrece la Convención de Ginebra a los prisioneros de guerra. Los detenidos en las cárceles secretas de la CIA en cualquier punto delmundo comenzaron a desembarcar en Guantánamo en enero de 2002, encapuchados y esposados de pies y manos.
Actualmente, el censo de Guantánamo lo forman 172 hombres de 24 países diferentes (datosactualizados al 19 de febrero pasado). El más joven de los detenidos tiene 24 años: Omar Khadr, de Canadá. El más viejo, con 62, es Saifullah Paracha, de Pakistán. Noviembre de 2003 fue el periodo en que...
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