Desgarrante drama humano
–¿Qué tal cómo estás? –me preguntó, y sin darme tiempo a que le contestara me hizo otra pregunta de inmediato. ¿Te enteraste del terremoto que ha sucedido enHaití? Solamente, llegué a decir no… cuando ella con mucha premura respondió, aquí se sintió muy fuerte, muy impresionante, pero estamos bien, no te preocupes por nosotros.
Me despedí, enganché elteléfono y corrí a encender la televisión. Se me heló todo el cuerpo al ver tantos muertos tirados en la calle, niños heridos desorientados, y destruido todos los edificios de Puerto Principe, dejandosin hogar a más de tres millones de haitianos y un gran miedo provocado en la población. La catástrofe natural que sacudió a este país no sólo derrumbó los edificios, sino que también desmoralizó laseguridad y la autoestima de su gente. Se escuchaban los gritos de dolor de aquellos heridos, abandonados, caminando hacia ningún lugar… Buscando ayuda, buscando a sus parientes, y pude ver unacultura hecha pedazos.
Según pasaban los reportajes, observé una enorme cruz intacta, y algo de esperanza nació en mi corazón estrujado por el dolor, “hay mucho que hacer por estos hermanos”. Y no sé sifui sarcástica, pero al sentirme tan impotente desde lo más recóndito de mi alma expresé: ¡Bendito terremoto! Si no hubiera sido porque recién devastaste esta isla caribeña nadie sabe de Haití. Estepaís siempre ha estado allí, viviendo la tragedia perenne de ser una pobrísima nación, y pasando desapercibida ante un mundo civilizado. Con esta gran destrucción y muerte en Haití, Dios, nos abre losojos a una tragedia que no acaba de suceder sino que ha estado permanente en esa pequeña isla. Esta es la oportunidad para que cómo ciudadanos del mundo, miremos a donde no hemos querido voltear la...
Regístrate para leer el documento completo.