Deterioro ecologico
La fase de aceleración progresiva en que ha entrado
la destrucción del mundo natural a partir de la revolución
industrial no es el resultado potencialmente evitable de
una metodología parcialmente inconveniente,
defectuosa aplicación o una insuficiente previsión; sino que es
el precio fatal e ineluctable de las metas mismas que ha
fijado nuestracivilización, la consecuencia ineludible de
la posición que el hombre occidental ha decidido adquirir
ante el cosmos. Intuyendo vagamente el peligro inminente
que puede cernirse sobre sus cabezas algunos gobiernos
pretenden ahora, con más o menos rigor, poner
tímidos límites con la intención de retrasar la hecatombe: protocolo de Kyoto, por ejemplo.
Demasiado tarde,parece. Los derrumbes se encadenan
por sí solos y nos instalamos ya en la monotonía de la
catástrofe: cada desastre hace olvidar al anterior al superarlo
en dimensiones. Ayer fue el petrolero naufragado en Galicia, hoy es la explosión de un tanque con productos químicos en tal país y mañana otro desastre local.
Incluso si se llegara a renunciar a las
destrucciones conscientementeprogramadas, no se
esquivarían las consecuencias de los actos pasados:
- La acumulación de CO2 en la atmósfera seguiría causando alteraciones climáticas aunque se cortasen rápidamente las aportaciones de combustibles quemados mañana mismo.
- Los residuos químicos de alta toxicidad perduran décadas en el medio tras su liberación en forma de residuos.
- Losmateriales nucleares procedentes de centrales eléctricas o armas atómicas mantienen un período de peligrosidad que oscila entre varios siglos (en el mejor de los casos) y cientos de miles de años (en el peor).
Como detener el ritmo del progreso económico es una “atrocidad” propia de retardatarios y ácratas terroristas, la derecha económica, que es la que manda más allá de los títeres de la derechapolítica y la socialdemocracia, intenta gestionar los desastres circunscribiendo el problema a los supuestos accidentes,
lo que liberaría al sistema de culpa, aislando el mal en
anómalos comportamientos de particulares, sea la tripulación borracha de un petrolero, unos excursionistas paelleros o un obrero mal pagado.
Semejantes desastres ya tienen cabeza de turco, son productos del azaro errores humanos (de seres humanos abajo del todo de la cadena de mando, claro)
Las elites del poder económico y sus colegas de la prensa, la política y el complejo tecnológico-científico prefieren ignorar que tales accidentes son sólo tales en cuanto a la lotería macabra de dónde y cuándo ocurrirán, pero que son parte implícita y asumida por los gestores del desastre que dirigen el mundoindustrializado. Por ejemplo, la globalización supone el aumento del comercio y de la produccción, lo cual exige el transporte siempre creciente de toda clase de mercancías, incluyendo las peligrosas. A mayor número de camiones, trenes y barcos cargados de explosivos, corrosivos y gases tóxicos, más posibilidad de que salgan premiados los décimos de la lotería macabra.
Esto sucederá mientrasesté en pie nuestro sistema de vida. La prevención, por lo demás, es sólo la ocasión para asumir nuevos riesgos, ya
que al tomar precauciones mayores se tiene la falsa sensación de seguridad absoluta, se baja la guardia y de nuevo se prepara el camino a otro desastre. Por ejemplo, un petrolero con doble casco, confiado en su estructura segura, puede atreverse a navegar en medio de un temporalterrible creyendo que está más a salvo que un monocasco, y además puede pedir ayuda en caso de problemas a barcos especializados...Y si se derrama el petróleo por el mar en caso de accidente existen técnicas de extracción, etc.
Entre la déstrucción programada y el «accidente»
inesperado,la llamada crisis ecológica no es, en toda caso,
sino una manifestación exterior de la crisis...
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