Dialogo de platon

Laques
o del valor
*Lisímaco: hijo de Arístides el justo*
*Melesías*: padre de *Tucídides*
Arístides: hijo de *Lisímaco*
*Tucídides*: hijo de *Melesías*
*Nicias*: General de los atenienses*
Laques: General de los atenienses*
Sócrates
Lisímaco
Hola, Nicias y Laques, ¿Viste a ese hombre armado, que acaba de trabajar en la esgrima? Cuando Melesías y yo te pedimos que vinierasa ver este espectáculo, no te dijimos las razones que nos movían para hacerlo: pero te las vamos a decir ahora, Para convencerte de que podemos hablar con toda confianza. La mayor parte de las personas padecen de esta clase de ejercicios, y cuando se les pide un consejo, en lugar de manifestar lo que piensan, sólo tratan de adivinar el gusto de quienes les preguntan, y siempre hablan contra supropia opinión. Respecto a nosotros, sabemos que a pesar de la sinceridad nos une tenemos una capacidad muy grande, y por lo mismo esperamos que digas ingenuamente lo que piensas sobre lo que tenemos que comunicarte. Te digo todo esto para que entiendas mejor lo que te quiero decir… Cada uno de nosotros tiene un hijo; helos aquí presentes: éste, hijo de Melesías, lleva el nombre de su abuelo, y sellama Tucídides; aquél, que es el mío, tiene el nombre de mi padre y se llama Arístides como él. Hemos procurado que tenga una mejor educación, y no hacer lo que acostumbran los demás padres, que desde que sus hijos entran en adolescencia los dejan vivir a su libertad y capricho. Nuestra intención es vigilarlos con el mayor esmero, sin perderlos de vista; y como tu también tienes hijos, hemos creídoque, como ninguno, ha pensado en los medios de hacerlos muy virtuosos; y si esta idea no los ha ocupado seriamente, por que sus hijos son demasiado tiernos, hemos creído que llevarán muy a bien este recuerdo sobre un negocio que no debe dejarse pasar, y que conviene que deliberemos aquí, todos juntos, sobre la educación que debemos darles.
Aunque este discurso les parezca largo, es preciso, ysi gustan, Nicias y Laques, tengan la bondad de oírme sobre este punto. Saben, que Melesías y yo no tenemos más que una mesa y que estos hijos comen con nosotros; nada les queremos ocultar, y como les dije al principio, les hablaremos con confianza. Tanto él, como yo, platicamos con nuestros hijos, refiriéndonos las muchas promesas, que nuestros padres hicieron, tanto en paz como en guerra,mientras estuvieron a la cabeza de los atenienses y de sus aliados; pero desgraciadamente nada semejante podemos decir de nosotros mismos, así es que nos sonrojamos en su presencia, y no tenemos más remedio que echar la culpa a nuestros padres; porque, desde que fuimos crecidos nos dejaron vivir en la molicie y en una licencia que nos han perdido, mientras que estaban ellos entregados al servicio de losdemás. Por esto es por lo que no cesamos de amonestar a nuestros hijos, diciéndoles, que si se abandonan y no nos obedecen se deshonrarán; en lugar de que si se aplican, se mostrarán dignos del nombre que llevan. Ellos responden, que nos obedecerán; y, en vista de esta promesa, andamos buscando lo que deben aprender y la educación que debemos darles para que se hagan hombres de bien, tanto cuantosea posible. Alguno nos ha dicho que nada mejor para un joven que aprender la esgrima, y para ello nos ha atribuido hasta el cielo a este hombre, que acaba de dar pruebas de su habilidad, y nos ha suplicado que vengamos a verlo. Nosotros creímos que debíamos venir, y al paso traerlos a ustedes, no sólo por el placer que pudieran recibir, sino también para que nos auxiliaran con nuestras luces, ypara que pudiéramos deliberar juntos sobre la educación de nuestros hijos. He aquí lo que queríamos comunicarles. Ahora a nosotros toca ayudarlos con nuestros consejos, diciéndonos si aprueban o desaprueban el ejercicio de las armas, ilustrándonos sobre las ocupaciones y la instrucción que es necesario dar a estos jóvenes; y en fin, declarando la conducta que nosotros mismos hemos decidido...