Dilema Omnivoro
El hecho de que los humanos seamos omnívoros está profundamente inscrito en nuestros cuerpos, se nos ha equipado para llevar una dieta notablemente amplia. Nuestros dientes son omnicompetentes, diseñados tanto para rasgar la carne de los animales como paratriturar las plantas. También lo son nuestras mandíbulas, que pueden moverse al estilo de las de un carnívoro, un roedor o un herbívoro, dependiendo del plato. Nuestros estómagos producen una enzima específicamente diseñada para descomponer la elastina, un tipo de proteína que se encuentra exclusivamente en la carne. Nuestro metabolismo requiere unos compuestos químicos específicos que, en lanaturaleza, sólo pueden obtenerse de las plantas (como la vitamina C) y otros que sólo pueden obtenerse de los animales (como la vitamina B-12). Aparte de ser la sal de la vida, la variedad parece constituir una necesidad biológica para nosotros.
Pero el humano pueden vivir prácticamente en cualquier lugar de la Tierra, y cuando sus alimentos habituales escasean, siempre habrá otros que puedan probar. Dehecho, probablemente no haya una fuente de nutrientes en la Tierra que algún humano no haya probado alguna vez: insectos, gusanos, tierra, hongos, líquenes, algas, pescado podrido; las raíces, brotes, tallos, cortezas, capullos, flores, semillas y frutos de las plantas; todas las partes imaginables de todos los animales imaginables,
si bien nuestros sentidos pueden ayudarnos a establecer lasprimeras distinciones básicas entre los alimentos buenos y los malos, los humanos tenemos que apoyarnos en la cultura para recordarlo y tenerlo todo claro. Por consiguiente codificamos las reglas del comer inteligente en una compleja estructura de tabúes, rituales, hábitos y tradiciones culinarias que cubren desde el tamaño adecuado de las porciones hasta el orden en el que los alimentos deben serconsumidos o el tipo de animales que conviene o no comer. Como escribe Rozin “las cocinas encarnan parte de la sabiduría sobre la comida que una cultura ha acumulado”. A menudo cuando una cultura importa las especies de las que otra se alimenta sin importar al mismo tiempo la cocina que llevan asociada y la sabiduría que encarnan, le sienta mal.
Guiado por un instinto no natural, el prodigioso yabierto apetito humano tiende a meternos en toda clase de líos, mucho más allá de un simple dolor de estómago. Porque si la naturaleza calla, ¿cómo evitar que el omnívoro humano coma absolutamente de todo, incluyendo, lo que es más preocupante, otros omnívoros humanos? El salvajismo potencial acecha en el interior de una criatura capaz de comer cualquier cosa. Si la naturaleza no traza una líneaalrededor del apetito humano, la cultura humana debe entrar en juego, como de hecho ha ocurrido, situando los hábitos alimenticios del omnívoro bajo el gobierno de los diversos tabúes (en primer lugar el tabú contra el canibalismo), costumbres, rituales, hábitos en la mesa y convenciones culinarias que se encuentran en cada cultura. Hay una conexión corta y directa entre el dilema del omnívoro y el...
Regístrate para leer el documento completo.