Discurso de despedida
2015-03-01 - José (Pepe) Mújica
“Querido pueblo: muy en cuenta de mi estilo, porque no quiero aburrirte, he escrito algunas líneas para leerlas y empiezo señalándote, queridopueblo, que por ejemplo, podría ponerme a contar de molinos, de cables enterrados, de cantidad de gente pobre que ha logrado un ingreso mejor, de la menor indigencia, pero no, no tiene sentido. Creoque es un día y un tiempo de agradecerte, a ti pueblo, por el honor que me regalaste y contarte una pequeña historia similar a la de muchos otros.
Había una vez un barrio, lejano, donde morían laschacras y nacían los solares proletarios. Con vereditas de tierra y hoyitos para jugar al parcito. Con trojas de trompos, muchas veces caseros hechos de naranjo, y baleros y bochones y pelotas de trapo.Era un tiempo de escuelitas siempre atestadas, con muchos gurises remendados y zapatillas rancheras de aquella época y madres duras. ¡Qué cosa bárbara, siempre, siempre le daban la razón a lamaestra!.
En ese tiempo, y en esa infancia, deambulaba mi huérfana niñez, en algunas tardes trillábamos arroyitos buscando tarariras… Al fin y al cabo desembocó la adolescencia, justo cuando se acallaban loscañones de la Segunda Guerra Mundial. Después vinieron los trabajos por la vida en una orfandad protegida por una madre fuerte y dura. Vinieron pocos diría cualquiera, y en el medio de esas luchas porla vida, reminiscencias que llegaban a nuestra adolescencia.
Estaba presente en nuestras calles, el dolor de la España irredenta y admirada. Empezábamos a surgir y no nos dábamos cuenta queempezábamos a dejar de ser la Suiza de América, para ser definitivamente latinoamericanos.
Un tiempo de leerlo todo y de traquetear la vida, a veces por dos quilos de carnes a 17 centésimos porque una mano deobrero solidario del Frigorífico Nacional nos ayudaba. Tiempo de marchas, a veces con gotitas libertarias, que se daban en el quehacer estudiantil mientras crecía adentro de nosotros el anhelo por un...
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