DISCUSIONES IMAGINARIAS
Páginas: 2 (263 palabras)
Publicado: 6 de diciembre de 2015
DISCUSIONES IMAGINARIAS
A veces uno tiene algunos divagues mentales que los habitualmente los asociamos con la imaginación. Tal es el caso de unasuerte de juego que practicamos con mi amigo Carlos, consistente en armar historias sobre hombres y mujeres, que pasan solos o acompañados y se tejen relatosfantásticos. Fantásticos por la sencilla razón que no los conocemos y que nos resultan muy divertidos.
Una tarde acodados en la barra de nuestro bar preferido,y algo entonados el volúmen de nuestra conversación fue aumentando y dio pié a un parroquiano vecino, ya con un pedete alegre a sentirse habilitado aintervenir en nuestro divague. En ese momento nos referíamos a una pareja sentada, ella con aspecto de “ligera de cascos” y él con una clásica cara de cornudo.Nuestro “invitado”, lo catalogo como tal, ya que decía conocerlos, pero aquí surge un nuevo inconveniente ya que otro cliente y su señora que nada tenían quever con nada, ni con nadie, terciaron en la conversación. Ambos bastante borrachos, se pusieron a favor del supuesto cornudo, producto de nuestraimaginación.
Tal batifondo se armó que con mi amigo optamos por huir antes que esto pasase a mayores. A todo esto, el “cornudo” estaba totalmente ajeno a este lío,hasta que la señora borracha ella, que intervenía graciosamente y al grito de “esto te lo mereces por puta” la agarra de los pelos a la compañera del aludido.Atónita, “la puta” le devuelve un sopapo y se arma el gran alboroto.
Nosotros desde la vereda de enfrente, prometimos no hablar más en voz alta.
DISCUSIONES IMAGINARIAS
A veces uno tiene algunos divagues mentales que los habitualmente los asociamos con la imaginación. Tal es el caso de unasuerte de juego que practicamos con mi amigo Carlos, consistente en armar historias sobre hombres y mujeres, que pasan solos o acompañados y se tejen relatosfantásticos. Fantásticos por la sencilla razón que no los conocemos y que nos resultan muy divertidos.
Una tarde acodados en la barra de nuestro bar preferido,y algo entonados el volúmen de nuestra conversación fue aumentando y dio pié a un parroquiano vecino, ya con un pedete alegre a sentirse habilitado aintervenir en nuestro divague. En ese momento nos referíamos a una pareja sentada, ella con aspecto de “ligera de cascos” y él con una clásica cara de cornudo.Nuestro “invitado”, lo catalogo como tal, ya que decía conocerlos, pero aquí surge un nuevo inconveniente ya que otro cliente y su señora que nada tenían quever con nada, ni con nadie, terciaron en la conversación. Ambos bastante borrachos, se pusieron a favor del supuesto cornudo, producto de nuestraimaginación.
Tal batifondo se armó que con mi amigo optamos por huir antes que esto pasase a mayores. A todo esto, el “cornudo” estaba totalmente ajeno a este lío,hasta que la señora borracha ella, que intervenía graciosamente y al grito de “esto te lo mereces por puta” la agarra de los pelos a la compañera del aludido.Atónita, “la puta” le devuelve un sopapo y se arma el gran alboroto.
Nosotros desde la vereda de enfrente, prometimos no hablar más en voz alta.
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