Dois

El Gallo de la Catedral
NARRADOR: Había una vez un hombre muy rico que vivía como rey. Muy temprano en la mañana comía el desayuno. Después dormía la siesta. Luego, almorzaba y, a la tarde, olorosoa perfume, salía a la calle. Bajaba a la Plaza Grande. Se paraba delante del gallo de la Catedral y burlándose le decía:
RAMÓN: - ¡Qué gallito! ¡Qué disparate de gallo!
NARRADOR: Luego, don Ramóncaminaba por la bajada de Santa Catalina. Entraba en la tienda de la señora Mariana a tomar unas mistelas.
MARIANA: Buenas Tardes Don Ramón, ¿Cómo le va?
RAMÓN: A mí siempre me va bien, Doña MarianaMARIANA: ¿Qué se va servir esta noche?
RAMÓN: Lo mismo de siempre, una botella de mistela.
NARRADOR: Allí se quedaba hasta bien entrada la noche.
MARIANA: ¿Ya se va, Don Ramón?
RAMÓN: (borracho)Si, me voy para mi casa, ya es tarde.
NARRADOR: Al regresar a su casa, don Ramón ya estaba coloradito. Entonces, frente a la Catedral, gritaba:
RAMÓN: ¡Para mí no hay gallos que valgan! ¡Ni el gallode la Catedral!
NARRADOR: Don Ramón se creía el mejor gallo del mundo!
RAMÓN: ¡Qué tontería de gallo! ¡No hago caso ni al gallo de la Catedral!
NARRADOR: En ese momento, don Ramón sintió que unaespuela enorme le rasgaba las piernas. Cayó herido. Cuando regresó a ver el gallo lo sujetaba y no le permitía moverse. Una voz le dijo:
GALLO: ¡Prométeme que no volverás a tomar mistelas!
RAMÓN:¡Ni siquiera tomaré agua!
GALLO: ¡Prométeme que nunca jamás volverás a insultarme!
RAMÓN: ¡Ni siquiera te nombraré!
GALLO: ¡Levántate, hombre! ¡Pobre de ti si no cumples tu palabra de honor!
RAMÓN:Gracias por tu perdón gallito.
NARRADOR: Entonces el gallito regresó a su puesto.
¿Cómo pudo bajar de la torre si ese gallo es de fierro?
Ya pueden imaginarse lo que sucedió: los amigos de don Ramónle jugaron una broma, para quitarle el vicio de las mistelas.
AMIGO 1: Ja ja ja. Sí que le dimos un buen susto a este Ramón.
GALLO (AMIGO 2): Espero que esto le sirva de lección para que no...