Edipo rey

Edipo Rey.

NARRADOR: Delante del palacio de Edipo, en Tebas. Un grupo de ancianos y de jóvenes están sentados en las gradas del altar, en actitud suplicante, portando ramas de olivo. La población perece en número incontable. Sus hijos, abandonados, yacen en el suelo, sin obtener ninguna compasión. Entretanto, esposas y, también, canosas madres gimen por doquier en las gradas de los templos, acausa de sus tristes desgracias. La reina Yocasta sale del palacio para orar a Apolo por la salvación de la ciudad, pues se ha producido lo que ella considera lo peor de todo, Edipo está trastornado. En eso llega un mensajero de Corinto anunciando que ha fallecido el rey Pólibo, que Edipo considera su padre.

YOCASTA.- Señores de la región, se me ha ocurrido la idea de acercarme a los templos delos dioses con estas coronas y ofrendas de incienso en las manos. Porque Edipo siendo un hombre razonable, tiene demasiada angustia en su corazón con aflicciones de todo tipo. (Entra en escena un mensajero.)

MENSAJERO.- ¿Podríais informarme, dónde queda el palacio del rey Edipo?

CORIFEO.- Ésta es su morada y él mismo está dentro, Esta es su mujer, madre de sus hijos.

MENSAJERO.- Graciasbuen hombre…. Buenas nuevas para tu casa y para tu esposo, mujer.

YOCASTA.- ¿Cuáles son? ¿De parte de quién vienes?

MENSAJERO.- De Corinto. Ojala te complazca la noticia que te daré.

YOCASTA.- ¿Qué es? ¿Cómo puede tener ese doble efecto?

MENSAJERO.- Los habitantes de la región del Istmo le van a designar rey, según se ha dicho allí.

YOCASTA.- ¿Por qué? ¿No está ya el anciano Póliboen el poder?

MENSAJERO.- No, ya que la muerte lo tiene en su tumba.

YOCASTA.- ¿Cómo dices? ¿Ha muerto el padre de Edipo?

MENSAJERO.- Que sea merecedor de muerte, si no digo la verdad.

YOCASTA.-¡Oh oráculos de los dioses! ¿Dónde estáis? Edipo huyó hace tiempo por el temor de matar a este hombre y, ahora, él ha muerto por el azar y no a manos de aquél.
(Sale Edipo de palacio.)EDIPO.- Mi amada Yocasta, querida mujer! ¿Por qué me has mandado a venir desde el palacio?

YOCASTA.- Escucha a este hombre y observa, al oírle, en qué han quedado los respetables oráculos del dios.

EDIPO.- ¿Quién es éste y qué me tiene que comunicar?

YOCASTA.- Viene de Corinto para anunciar que tu padre, Pólibo, no está ya vivo, sino que ha muerto.

EDIPO.- ¿Qué dices? Dímelo tú mismo, ¿Acasopor una emboscada, o como resultado de una enfermedad?

MENSAJERO.- Un pequeño quebranto rinde los cuerpos ancianos.

EDIPO.- A causa de enfermedad murió el desdichado, a lo que parece.

MENSAJERO.- Y por haber vivido largos años.

EDIPO.- ¿Por qué, oh mujer según indicios yo tenía que dar muerte a mi propio padre, Pero él, habiendo muerto, está oculto bajo tierra y yo estoy aquí, sinhaberle tocado con arma alguna.

YOCASTA.- ¿No te lo decía yo desde antes?

EDIPO.- Lo decías, pero yo me dejaba guiar por el miedo.

YOCASTA.- Ahora no tomes en consideración ya ninguno de ellos.

EDIPO.- ¿Y cómo no voy a temer al lecho de mi madre?

YOCASTA.- Tú no tengas más temor ante el matrimonio con tu madre, pues muchos son los mortales que antes se unieron también a su madre ensueños.

EDIPO.- Con razón hubieras dicho todo eso, si no estuviera viva mí madre. Pero como lo está, no tengo más remedio que temer.

MENSAJERO.- ¿Cuál es la mujer por la que teméis?

EDIPO.- Por Mérope, con la que vivía Pólibo.

MENSAJERO.- ¿Qué hay en ella que te induce al temor?

EDIPO.- Un oráculo terrible de origen divino.

MENSAJERO.- ¿Lo puedes aclarar, o no es lícito que otro losepa?

EDIPO.- Sí, por cierto. Un oráculo afirmó, hace tiempo, que yo había de unirme con mi propia madre y coger en mis manos la sangre de mi padre.

MENSAJERO.- ¿Acaso por temor a estas cosas estabas desterrado de allí?

EDIPO.- Por el deseo de no ser asesino de mi padre.

MENSAJERO.- ¡Oh hijo, es bien evidente que no sabes lo que haces...

EDIPO.- ¿Cómo? Acláramelo, por los dioses....