Educacion españa

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Esta sentencia de la profesora Genoveva Sastre y de la psicóloga Teresa Fernández recoge a la perfección una de las principales utopías que reinan en la práctica totalidad del profesorado que imparte su docencia en los distintos centros educativos de nuestro país. Entre ellos, tiende a reinar la falsa creencia referente a la no discriminación entre el alumnado, cualquiera que sea lapotencial forma en que ésta se pueda manifestar. Cierto es que a toda persona le gustaría creer e imaginar que los alumnos reciben un trato igualitario y equitativo, al menos en el contexto propio de la escuela. Sin embargo, si mostramos la tendencia a considerar única y exclusivamente esta parcela de la realidad educativa que consideramos como más grata, corremos el peligro de construirnos unaimagen falseada o, cuando menos, no ajustada a la tendencia general del sistema educativo actual. Esta creencia utópica no supondría un inconveniente siempre y cuando, tal y como sostienen estas autoras, “nuestros deseos y utopías pueden actuar como faros que, a la vez que iluminen el objetivo al que se quiere llegar, señalen la dirección por la que conviene navegar” (Sastre y Fernández, 1993: 118).Por lo tanto, esta proyección de deseos del profesorado, si bien puede acarrear nefastas repercusiones al no ajustarse a la realidad de la práctica educativa, desplegando un tupido velo que nos impida observar lo que realmente sucede en el interior de las aulas, también puede ser un importante instrumento de cambio, orientando y guiando al profesorado en sus intervenciones, encaminándole haciauna actuación no discriminativa de mayor eficacia.

Si echamos un vistazo a lo expuesto en este trabajo a lo largo de anteriores apartados, podemos recordar sucintamente como, en los distintos momentos históricos en los que imperaba una escuela segregada, el currículum que se ofrecía a niños y niñas era distinto, aprendiendo éstas últimas en la escuela aquello que, en la sociedad del momento, setenía establecido como propio de su condición de mujer. A partir de esta escuela segregada aparecería la escuela mixta, la cual recibió un impulso definitivo tras la implantación de la Ley General de Educación del año 1970, ley que posibilitó el acceso de las mujeres a una educación que, anteriormente, se encontraba reservada para los varones. En esta escuela mixta, ambos colectivos aprendíanunos mismos contenidos curriculares, logrando un acercamiento de la práctica educativa a una supuesta igualdad de oportunidades para los alumnos de ambos sexos. Esta mentalidad de implantación de una igualdad de oportunidades educativas para niños y niñas sería nuevamente contemplada y propugnada desde los inicios del curso escolar 1990-1991, tras aprobarse el día 3 de octubre de 1990 la primera leyespañola (LOGSE) que recogía y señalaba de forma explícita y fehaciente la persistencia de actuaciones discriminatorias por razón de sexo, en el seno del sistema educativo existente, prescribiendo su abolición y alertando sobre la conveniencia y la necesidad de tomar conciencia acerca de la dura realidad existente, promoviendo un cambio que, por primera vez, disfrutaba de consistencia legal.Vemos pues còmo esta no discriminación entre alumnos y alumnas se resuelve en la actual legislación educativa española mediante la pretensión de logro de una igualdad real de oportunidades educativas que implique tanto a los niños como a las niñas. Sin embargo, esta pretensión de igualdad no debe impedirnos percibir la todavía existencia de una enseñanza que “sutil y eficazmente dirige alalumnado hacia una concepción androcéntrica de la sociedad” (Sastre y Fernández, 1993: 120). Según estas autoras, si se procediese a analizar los contenidos y los diferentes materiales didácticos que los docentes tratan y usan respectivamente en sus aulas, se podría llegar a constatar que “hay un claro predominio de conocimientos surgidos desde los ámbitos públicos, en detrimento de los elaborados...