El Angel Musico

Por Ana María Hernández Guerra

El pequeño Sebastián tiene un gato de rayas amarillas y ojos verdes. Todas las mañanas le da su leche, y el gatito, llamado Miguel –como el tío favorito del niño- acompaña a Sebastián en todas sus aventuras.

Aquel domingo salió Sebastián con Miguel y se dirigieron al viejo templo abandonado. Al niño le llamaba la atención ese edificio antiguo,cubierto de hiedra, de paredes destartaladas, de jardines descuidados. Sebastián y Miguel entraron sigilosamente, porque, cuentan las leyendas, en ese lugar solían escucharse voces. Pero lo que le llamaba la atención a nuestro amiguito era una leyenda especial: la de la música que se escuchaba en la parte de arriba de la iglesia solitaria.

Esa mañana el sol brillaba con una intensidadespecial, una luz que hacía que las cosas se vieran más hermosas. Así, las flores prodigaban sus aromas y colores más delicados. Miguel comenzó a juguetear con un arbusto de rosas rojas que estaba en la entrada del templo. Sebastián temió que su gatito se pinchara, y se dirigió a recogerlo.
-Ven Miguel, ven conmigo.
-¡Miauuuu, miauuuuu! -maulló Miguel.
-Vamos a explorarel interior de la iglesia -dijo Sebastián tomando a Miguel entre sus brazos.

El niño entró y se asombró al ver cómo la luz del sol se reflejaba al trasluz de los vitrales, multiplicándose en infinitos colores de aire y de minúsculas partículas que a Sebastián se le antojaban seres de diminuta dimensión. Aunque había lugares donde estos ventanales se habían roto, los que quedabanproducían un efecto alucinante y extraño. Sebastián caminó entre los bancos desvencijados y polvorientos. A su espalda estaba el altar, y detrás de éste aún estaban las imágenes de santos a los cuales en otros tiempos los devotos dedicaban oraciones.

De pronto, Miguel saltó de los brazos de Sebastián y corrió hacia arriba, brincando ágilmente sobre bancos, reclinatorios, pedestales ybarandas. Sebastián lo siguió con la mirada y se sorprendió al ver el gigantesco órgano de tubos que permanecía en ese sitio. Él sabía qué era aquella mole de tubos, pues en la escuela le habían explicado sobre algunos instrumentos musicales.

Sebastián buscó la escalera para subir a rescatar a Miguel. Algunos peldaños de la escalera de madera estaban rotos, pero Sebastián pasócuidadosamente, sujetándose del pasamanos. Al llegar arriba comenzó a llamar a su mascota:

-Miguel, ¿dónde estás? Ven, vámonos a casa.

El gato no aparecía, ni maullaba. El lugar tenía algunos muebles cubiertos de telas, todo polvoriento y con telarañas. Sebastián detuvo su vista en un hermosísimo vitral el cual representaba a un ángel con sus alas desplegadas, tocando una flauta. Elniño pensó que en ese lugar era donde se hacía la música para las ceremonias de la iglesia, y de pronto recordó la leyenda de la música que sonaba en el templo abandonado. Por su espalda comenzó a sentir escalofríos.

–Miguel, Miguel.¡Ven, por favor! -dijo muerto de miedo.
Como el gatito no aparecía, Sebastián se sentó en el suelo y se recostó en una esquina del viejo órgano.Allí se acurrucó, suplicándole a Dios que su gato apareciera para poder regresar a casa. Ya estaba arrepentido de haber incursionado en ese templo y de desafiar las advertencias de sus amiguitos.

En ese momento, un rayo de sol se hizo más intenso, y el vitral con el ángel músico se iluminó y resplandeció. Pero Sebastián sintió más y más temor. El niño se acurrucó todo lo que pudo y cerrósus ojos. No podía evitar el castañeteo de sus dientes. Entonces fue cuando una bella melodía de flauta empezó a inundar todo el recinto.

La música era dulce y apacible. La flauta sonaba deliciosamente. Sebastián la escuchaba y su corazón que golpeaba fuerte dentro de su pecho parecía acompañarla rítmicamente. Poco a poco el miedo fue pasando, y la melodía subía y bajaba en sus...