el cosmonauta
rodando y crecían con rapidez. Mut se extendió longitudinalmente sobre el
estimulante polvo azul; alargándose,avanzó sobre la nave y formó varios anillos en
su rededor. Luego se subdividió y cada anillo fue a su vez tendiéndose a lo largo
sobre el polvo azul y subdividiéndose.
Movido por la necesidad deestablecer contacto y por la confianza en sí mismo, el
cosmonauta apareció en la puerta de la nave, contemplando a los curiosos
pobladores del polvo azul. Solo en su traje ancho, la cabeza dentro delcasco de
cristal que emitía chispas por las antenas frente a sus ojos, descendió por la escalera
y se adelantó hacia la multitud. Los otros quedaron sorprendidos ante aquel ser que
salía de unmeteorito y caminaba sobre dos tentáculos, moviendo otros dos en el
aire.
Mut preguntó:
—¿De dónde vendrá? Nunca habíamos visto a nadie en un meteorito.
—Extraño, extraño —comentó Nuí, e hizo ¡choc!¡choc! en el aire con sus pinzas.
La osadía del hombre creció al verse como un rey, delante de todos aquellos
personajes que permanecían inmóviles, analizándolo a través de sus múltiplestentáculos llenos de esferas cerebrales; miles de ojos pensantes sobre el hombre,
escrutándolo, penetrándolo, tomando su imagen y movimientos, apoderándose de sus
formas.
Entró en el polvo azul. Losdemás vieron cómo se movía cómodamente sobre sus
pies, mirándolo todo y lanzando constantes chispas entre ceja y ceja.
—Háblale —sugirió Mut—. Dile cualquier cosa...
—¿Quién eres? —preguntó Git.
Elcosmonauta no recibió nada. Su casco de cristal continuaba despidiendo chispas
entre ceja y ceja. Pero tuvo una cierta intuición de que querían entablar un diálogo.
Lo mejor que pudo hacer fuelanzar más chispas, esta vez azules.
Git, Nuí, Mut, y los demás entendieron que eran un símbolo de paz.
—Sus palabras son azules como nuestro polvo —dijo Mut—. Quiere decirnos algo...
—¿Por qué...
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