El Deambular De La Historia Viva

Chihuahua, Chihuahua.

“El deambular de la historia viva”

Una pregunta para iniciar ¿Quién no escucha de Chihuahua hoy en día? Por la connotación que tenga, quizás por un generalmente seco lugar al norte de México o una expresión de asombro en el mundo conocida como: “¡Ah Chihuahua!”. Sin duda alguna la historia misma nos hace reconocer ese lugar sobre muchos otros. Ya sea por suscontrastantes e imponentes escenarios naturales, los grandes personajes en las rebeliones que hicieron y hacen eco en la humanidad, aparte de una agresiva evolución social, producto de muchas interpretaciones, que no es tiempo de mencionar; esta tierra conserva desde siempre el primer lienzo en que la imaginación del hombre la trazó, dando frente a una época actual hambrienta de saber qué hay detrás de loque somos ahora.

Desde que el Antiguo Real de Minas de San Francisco de Cuéllar, fundado un 12 de octubre de 1709, por el dedo índice del abuelo Antonio Deza y Ulloa, quien nueve años más delante se decidiera por fin a llamarlo San Felipe el Real de Chihuahua; la capital del estado ha sido escenario de majestuosas obras de arte hechas por el hombre y la naturaleza misma, que atemporalmente sontestigos mudos del tic-tac incansable de personas que van y vienen en todas direcciones; la mayoría sin percatarse de ellas.

Pero qué de novedad tendría el que, con panfleto turístico en mano, les mencione lugares que por fuerza debemos conocer al visitar los cimientos de una ciudad que pronto cumplirá 300 años. Mejor dejemos las narraciones convencionales a un lado y demos la bienvenida alfundador de aquel Real de Minas y gobernador de la Nueva Vizcaya, el abuelo de todos aquellos orgullosos de llamarse chihuahuenses…

Yo Don Antonio Deza y Ulloa, os doy pues la bienvenida, hijos de la Gran Vizcaya, tierra ubicada en la confluencia de los ríos que llaman el Chuviscar y Sacramento. Partamos del cero, del lugar que os encomendara como la cabecera de esta tierra habitada por losindios. Recuerdo como si fuese ayer, corría el cuarto mes del año de 1726 y con el poder conferido por vuestra Majestad, el Rey Felipe Quinto de España; mandaté que se erigiera un templo digno para la villa en crecimiento, al ilustre maestro y arquitecto José de la Cruz, quien convocó al célebre obispo Benito Crespo y Monroy a santificar la primera piedra de lo que, con ayuda y aporte de vosotros,noble gente de San Felipe el Real de Chihuahua, pudo hacerse realidad; según me informan, una centuria después.

He de confesaros que me impresionan sobre manera los exquisitos detalles de la tendencia barroca, predominante en la España y la Nueva España de mi época, aquí en vuestra ciudad; labrada una majestuosa parroquia que tiempo avante sería la Catedral de Chihuahua; construida piedra traspiedra con arena, cal y cantera. A la puerta, los doce apóstoles del Hijo de Dios, con finura tallados desde el virreinato; dos impresionantes torres de tres cuerpos armadas, para sostener sus campanas que resuenan al llamado de los feligreses. De igual forma, un bello cancel confeccionado de madera a la entrada del templo, con las figuras esculpidas de San Pedro y San Pablo; una ventana octagonalque tiene al vitral el coro de San José y el niño. Predominando el patrono San Francisco y encima, en los cielos, uno de los alados ángeles del creador, vigila la gran puerta principal.

En el interior, altares, pinturas, bóvedas, arcos, esculturas, el gran órgano que data del año 1700 y 96, así como la bella cúpula son, os aseguro, el ensamble perfecto, digno de admirar por propios y extraños.Sin salir del atrio y al flanco derecho, pero al fondo podréis ubicaros en el Museo del Arte Sacro, que fue acondicionado en el lugar donde otrora se encontrase la Sala del Tesoro o el Salón de los Ángeles. Cosa curiosa eso que llamáis “museos”, pero ahora sé por qué, pues resguardan con todo celo obras que quizás en mi época no eran de gran valor, en el particular caso, por dedicarse a la...