El Editorial
Hace casi 14 años se instalaban otras conversaciones similares, conviene recordarlo. Fue de muy mala suerteaquel comienzo. Invitados especiales del país y del mundo vieron a Andrés Pastrana dando inicio al dialogo al lado de una silla vacía. Siguió el tenso intercambio de dos años sobre unterritorio desmilitarizado. Tiempo y espacio en los que la guerrilla no hizo mas que seguirse burlando de la confianza del Gobierno y los colombianos; de nada valieron losmediadores y países amigos. Cerrado ese ciclo, junto a la generalizada descalificación política y moral de las FARC, vinieron los triunfos de Álvaro Uribe y el despliegue de la política deseguridad democrática con su decisiva ofensiva militar.
Esa historia ayuda a comprender en su justa dimensión la naturaleza de los diálogos que ahora comienzan sobre bases muydistintas. En esta ocasión no habrá zona desmilitarizada ni suspensión de malos entendidos, ni i tiempo indefinido. Las delegaciones se sentaran en la mesa para comenzar susnegociaciones con el tema del desarrollo agrario y luego acordaran el orden para tratar los diferentes temas.
Hay otro aspecto muy importante en tomar en cuenta y es el asunto que enaras del proceso de paz colombiano no se ventila oficialmente con la franqueza y seriedad que amerita, ya que en estos años la guerrilla se movieron a la periferia colombiana,fundamentalmente a territorio venezolano, donde no se ha encontrado obstáculo para ubicarse. Ojala que los diálogos en La Habana también traigan paz a nuestro lado de la frontera.
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