El Elogio De La Dificultad
La posición hedonista es, por supuesto, simpática, fácil de defender y muy recomendable para mesas redondas, porque uno puede citarde su parte a Borges: “ Soy un lector hedónico: jamás consentí que mi sentimiento del deber interviniera en aficción tan personal como la adquisición de libros, ni probé fortuna dos veces con autorintratable, eludiendo un libro anterior con un libro nuevo…”
Y bien, yo me propongo aquí la defensa más ingrata de los libros difíciles y de la dificultad en la lectura. No por un afán especial decontradicción, sino porque me parece justo reconocer que también muchas veces en mi vida la lectura se pareció al montañismo, a la lucha cuerpo a cuerpo y a las carreras de fondo, todas actividades muysaludables y a su manera placenteras para quienes las practican, pero que requieren, convengamos, algún esfuerzo y transpiración. Aunque quizá sea otro deporte, el tenis, el que da una analogía másprecisa de lo que ocurre en la lectura. El tenis tiene la particular ambivalencia de que es un juego extraordinario cuando los dos contrincantes son buenos jugadores, y extraordinariamente aburrido sialguno de ellos es un novato y no alcanza a devolver ninguna pelota. Las teorías de la lectura creen decir algo cuando sostienen el lugar común tan extendido de que es el lector quien completa la obra...
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