El Enfermero De Los Secuestrados

Páginas: 36 (8895 palabras) Publicado: 6 de agosto de 2012
EL ENFERMERO DE LOS SECUESTRADOS

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EL ENFERMERO DE LOS SECUESTRADOS
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Salcedo Ramos, cronista de amplia trayectoria, sigue los pasos del sargento William Pérez, el
enfermero de los secuestrados —de quien Íngrid Betancourt dijo que gracias a élsobrevivió
—, y reconstruye momentos particulares de un drama que no han visto la luz pública. Una
crónica intensa, profunda, desgarradora, pero también amable y sorprendente.
A William Pérez se le otorgó el Premio Nacional de Paz 2008 por parte de Fescol. Esta crónica
se publicará en el libro de Fescol que recoge las historias del Premio Nacional de Paz.

Por Alberto Salcedo Ramos
Ilustraciones deFrancisco Correa
Alberto Salcedo Ramos (Barranquilla, 1963). Considerado uno de los mejores periodistas narrativos latinoamericanos, forma parte
del grupo Nuevos Cronistas de Indias. Es autor de los libros El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé (2005), De un
hombre obligado a levantarse con el pie derecho (1999 y 2005) y Diez juglares en su patio (1994). También escoautor de Manual de
géneros periodísticos (2005) y Un vallenato y nueve senderos (2009). Salcedo Ramos ha ganado, entre otras distinciones, el Premio
Internacional de Periodismo Rey de España, el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el Premio Nacional
de Periodismo Simón Bolívar (cuatro veces), el Premio de la Cámara Colombiana del Libro al Mejor Libro dePeriodismo del Año, y el
Premio al Mejor Documental en la II Jornada Iberoamericana de Televisión, celebrada en Cuba.

I. De hambrunas y banquetes
Mientras rebana con el cuchillo su porción de chivo guisado, el sargento William Pérez Medina me informa que por estos días come
con la voracidad de un camionero. Es algo irónico, añade, porque durante la mayor parte de los diez años y cuatro meses quepermaneció en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), fue una persona inapetente. Pero ¿quién no pierde
el apetito frente a la comida uniforme y repulsiva que la guerrilla les ofrece a sus cautivos allá en la selva? El simple hecho de evocar
la misma olla de siempre, rebosada por una madeja de espaguetis viscosos, produce náuseas. Y ni hablar de los platos salvajes delmenú, como culebra guisada y empanada de tigrillo. En algunas situaciones de urgencia le tocó engullirse un gusano gordo bautizado
por los captores con el nombre de mojojoy. También cenó raya del río Apoporis. La experiencia más aterradora fue comer mico
asado. Pérez aún recuerda la mañana en que, rumbo hacia el caño donde se bañaban los secuestrados, vio a aquel mico recién
muerto cruzado debrazos sobre un mesón, al lado de una palangana que contenía sus propias vísceras. Esa sola imagen —advierte—
bastaría para quitarle el hambre a cualquiera. Sin embargo, su desgano no se debió a lo agreste de la alimentación sino a un
problema mucho más grave, del cual prefiere no hablar en este momento.
—Si te lo menciono ahora —aclara—, se nos revuelve el estómago y se nos daña este almuerzotan sabroso.
Nos encontramos en el barrio Galerías, de Bogotá, en el segundo piso de un restaurante
especializado en comida típica de la costa caribe colombiana. Son las tres de la tarde de un
lunes de junio de 2009. El sargento Pérez salió hace una hora de la Universidad Militar Nueva
Granada, en cuya Facultad de Medicina adelanta un curso preuniversitario. Todavía lleva
puesto su uniforme deestudiante: una sudadera azul oscuro con escudo redondo a la altura
del corazón y ribetes amarillos en los puños. Pérez trinca con el tenedor una tajada de plátano
verde y la embadurna en el guiso del chivo. Mastica despacio, el rostro apacible, los ademanes
pausados. Luego mira a través de la ventana, atraído por el frenazo en seco de un carro en la
calle. Bebe jugo de piña, se limpia los...
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