El Federalismo Y La Dictadura

El Federalismo y la Dictadura
En un artículo titulado “Comunistas y Federalistas” aparecido en L´Humanité del 6 de junio, el ciudadano Launat hace un llamado a la unión entre los comunistas partidarios de la dictadura de su partido y los federalistas anarquistas adversarios de toda dictadura. —Busquemos, dice, un terreno de entente para nuestra acción inmediata; trabajemos juntos. El peligroestá en dividirnos, en entregarnos a luchas fraticidas. Ellos ahora reconocen que los anarquistas tenían razón entonces. Confiesan que la guerra era estúpida, innoble, sin razón, y que lejos de haber matado la guerra la rehabilitó. Y hoy para servir su ideal de dominación alimentan análogos propósitos con respecto a la dictadura. De aquí a poco las decenas de millones de buenos militantes que marchanen el cortejo de los futuros dictadores, reconocerán que aún en esto los federalistas o anarquistas tienen razón, que la dictadura no puede matar la autoridad, que no hace más que reforzarla y mantener al pueblo en la sumisión impidiendo el desenvolvimiento a su libre iniciativa. 2.° La necesidad de un poder fuerte y centralizado para vencer los enemigos del interior y del exterior, no tiene másvalor. ¿Cómo si bajo la marejada revolucionaria los poderes de dinero que poseían riquezas, tierras, fábricas, minas, que tenían a su disposición ejército, marina, policía, etc., se han batido en retirada, han huido, van a ser terribles cuando no posean nada, ni un centavo, ni un doméstico? O la Revolución habrá entonces agravado el malestar social y no será más que una caricatura de Revolución, noserá más que desplazamiento de la autoridad execrada y habrá que temer a la burguesía desposeída, o al contrario la revolución habrá traído bienestar y libertad y ella será invencible. En este momento de la revolución, este sería el período de violencia durante el cual el pueblo que no quiere volver a caer bajo la merced de la riqueza y de la finanza, destruiría todos los títulos de propiedad,quemaría, si fuese necesario los estudios de notarios, de abogados, los antiguos gabinetes de los hombres de negocio, los billetes de banco, tomaría posesión en nombre de todos de las mansiones vacantes, transformaría los palacios, los castillos deshabitados en refugios coquetones y propios para los desheredados; se apoderaría para destruirlos para siempre de todos los cuerpos de policía, prisiones,ministerios, etc. Pero, una vez destruidos los rodajes del pasado, nada se edificará para reemplazarlos. Para los intercambios, la producción, los delegados comunales de fábricas, de canteras, delegarán a los más capaces de entre ellos para formar consejos regionales y así enseguida nacionales e internacionales. Pero los delegados al consejo nacional o internacional no tendrán orden alguna quedar o hacer ejecutar. Ellos serán, al contrario, portadores de mandatos imperativos, de decisiones tomadas abajo, por los productores de una misma categoría y esto por unanimidad ya que ningún interés particular vendrá a obstaculizar. Juntos cambiarán opiniones, opiniones dadas por los consejos comunales, por los cantones, por las fábricas, pero de sí mismos ellos no sacarán decisión alguna. Está detal manera lejos de nuestra concepción federalista la concepción dictatorial del partido comunista que la ilusión de una entente sería una falta. Contra la desigualdad y la miseria actuales, tan fuertes como vosotros, comunistas, los federalistas y anarquistas se levantan, desdeñando los términos medios, no desean, para abatir a estos monstruos más que la acción directa, la acción del pueblorevolucionario. Vosotros los encontraréis no a vuestro lado, sino delante de vosotros en esta obra de demolición y depuración. Pero ahí se detiene el contacto. No nos es posible ninguna concesión. Aceptar siquiera temporalmente una dictadura, es aceptar la esclavitud, aceptar ser minus habens. ¡Esto nunca! ¡Éramos ayer anarquistas y federalistas, todavía lo somos hoy, y lo seguiremos siendo...