El guardian entre el centeno

Desde el hospital tuve muchas ideas, o mejor dicho indicios proyectos, de que hacer en mi vida. Odio pensar en cómo será el futuro si aún no lo he vivido o no lo estoy viviendo, pero mi médico, omejor dicho, psiquiatra me dijo que comience a pensar en ello. No quiero tener nada que ver con el sistema y o al menos no seguir una rutina, por eso pensé en irme a vivir a un campo pero para esonecesitaría dinero y la única manera de conseguirlo era trabajando así que descarté esa idea. Y no solo por eso, sino que también estaría solo, no habría nadie con quien salir, y creo que enloquecería.Otras cosas se me ocurrieron, pero siempre estas ideas me llevaban al mismo punto de partida. Es simplemente culpa de los seres humanos por ser tan idealistas y querer buscar utopías donde no las hay.Sigo en el hospital, no es tan aburrido como era antes, cuando mis padres venían a verme todos los días, ahora con suerte me visitan cada dos semanas y se quedan poco tiempo. Creo que solo siguenviniendo por el hecho de que Pheobe insiste en que deben hacerme compañía, y aunque no la traen ella viene igual, y cuando nos vemos hablamos sobre muchas cosas estúpidas pero ella últimamente ha estadointeresada en que pienso yo sobre el futuro. Como ya había mencionado, me parece estúpido hablar del futuro, básicamente porque no puedo idealizar algo que aún no sucedió, pero cuando le digo que no meinteresa se enoja, así que le sigo la corriente.
Me acababan de informar que en los próximos días van a terminar con mis exámenes y solo me queda una sesión con Bob, mi psiquiatra, ¡Jó! Como si ese eseno es su nombre de pila real, pero para que los enfermos mentales lo recuerden bien se hace llamar así a sí mismo.
Al entrar a la oficina, “Bob” me pidió que me sentara en el sillón, el mismomaldito sillón de siempre, en estos últimos meses pasé como 60 horas en total, y no es solo el sillón, aborrezco a toda esta maldita habitación, los cuadros, el escritorio, todo, es una simple habitación...