EL JUICIO
sido delante de Anás, en casa de Anás, y por haber contestado Jesús mansa
y humildemente a las preguntas que el pontífice Anás le dirijia. Y no es todo,
no señores, lo mas terrible, lo mas vergonzoso, es que Anás no ha
reprendido al criado; es que, lejos de reprenderle, ha celebrado su acto, y
que el bárbaro que hallevado á cabo semejante crimen, se jacta de su
acción entre sus iguales, y excitando la admiración y la envidia (en quienes
solo admiran el crimen y solo tienen envidia de los criminales), les dispone y
les excita á que hagan otro tanto y mas, toda vez que así pueden dar rienda
suelta á sus instintos feroces, y puesto que no solo están seguros de la
tolerancia del Sanhedrín, sino que sabenque por sus barbaridades han de
ser aplaudidos, y han de dar gusto á los jueces de Israel, que les pagan del
erario del templo. iAh!, decidme si eso es proteger al inocente mártir á quien
defiendo; decidme si eso es respetar como deberíais hacerlo á Jesús de
Nazareth! ...
Yo recuerdo y vosotros tenéis presente también, la algazara y el alboroto con
que ha sido introducido aquí; yo recuerdohaber notado en vuestros
semblantes una manifiesta y execrable señal de feroz alegría; yo recuerdo
haberos visto ufanos y llenos de satisfacción, cuando ha penetrado por la
puerta de esta sala Jesús de Nazareth, conducido y llevado arrastrando como
la carroña de un animal inmundo; yo recuerdo todo eso y mucho mas, que
produce el vértigo y el horror hasta en los corazones pervertidos y que, sin34embargo, lejos de arrancar á vuestros labios una protesta enérgica, lejos de
ver hollada la ley por los inmundos pies de los verdugos, lejos de reprender,
para cubrir cuando menos las apariencias, a los que así trataban á Jesús de
Nazareth, lo habéis visto con satisfacción, os habéis regocijado grandemente
por ello y hasta tal vez ha habido alguno de vosotros que, á no hallarse
contenidopor algunos respetos, no titubeará en abrazar cordialmente á los
verdugos, para manifestarles el contento de que le llenaba el proceder de la
turba vil de sicarios y para darles una prueba de su gratitud por lo bien que
han sabido cumplir con vuestras instrucciones, ya tácitas, ya dadas de una
manera expresa y terminante.
En ningún tribunal del mundo se ha representado una escena tanrepugnante
como la que se ha representado aquí, y sin embargo os jactáis de constituir
el tribunal mas humanitario de la tierra: en ningún tribunal del mundo, ni
aun entre las naciones mas bárbaras, háse dado á criminal alguno un trato
semejante al que habéis dado á Jesús de Nazareth y sin embargo, fuera de
este no hay tribunal en la tierra á quien Dios haya impuesto la prescripción
terminante derespetar y proteger al acusado. ¡Extraño modo es el vuestro,
señores, de cumplir con esta imprescindible obligación, en todo lo que
concierne á Jesús de Nazareth! Se da anticipadamente al acusado un
tormento cien veces peor que la muerte y se le da antes de juzgarle; antes
de que aparezcan las pruebas de su culpabilidad ó de su inocencia; antes de
que el tribunal le sentencie á lo que puede, quees á la muerte; pero nunca á
lo que puede ni debe, que el al martirio, que es á lo que Jesús ha pasado y
mucho temo ó á lo que espera.
¿Dónde está, pues, el respeto que el acusado os merece, cuando no solo le
ponéis en las manos de los bárbaros sicarios y les instáis y aplaudís para que
le martiricen, sino que alguno de vosotros, dando al traste con su decoro,
insulta y maltrata en estamisma sala, de obra y de palabra, al que debía
respetar y amenaza con descompuesta ira y furiosos ademanes á un juez de
Israel, que recordando su deber y la ley santa del Señor, háse tomado el
trabajo de ponerse aliado de Jesús, para impedir el insulto que se le dirijía,
para volver por el decoro del tribunal y hasta por la dignidad del fanatizado
por la pasión del odio que bulle en su pecho,...
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