El Kumis
El caso es que elkumis cada vez se vence con mayor rapidez y mi memoria también. Noto que logro retener ciertos datos -un nombre, una fecha, una cara- apenas durante unas horas. Y que cada vez me parece más difícilaprender una canción o un soneto. Imagínense el trabajo que me da recordar más de cuatro ministros del gabinete del presidente Uribe. No, mi querido lector, no se ría: si es tan berraco, dígame los nombresde los ministros de Salud, Desarrollo, Cultura (de acuerdo: esa morenita encantadora, pero deme el nombre) y Obras Públicas (sí, sí, el paisa rezandero; pero ¿cómo se llama?). Y lo peor es que, comose me olvidan rápidamente las cosas, acabo repitiéndolas a quien ya las sabe.
Por todo lo anterior mi nuevo icono en la carpeta de odios es el de los memoristas. Tengo varios amigos que gozan dememoria privilegiada y se esmeran en demostrarlo. Diálogo típico con mi cuate argentino Daniel Divinsky, el hombre de la memoria atómica, editor de Quino y Fontanarrosa.
- Quería decirte, Divinsky, quecuando nos conocimos a fines de marzo de 1975...
- Perdoná -interrumpe Divinsky-: fue a principios de abril.
- Está bien, a principios de abril. Comentaba que cuando nos conocimos, tú me hablaste de...
Regístrate para leer el documento completo.