El liberalismo

El liberalismo (hispánico) como categoría de análisis histórico;
algunas tensiones con la historia de los conceptos
y con la historia de los lenguajes políticos
Roberto Breña
El Colegio de México

En términos historiográficos, tanto el “primer liberalismo español” (1808-1814) como la emancipación americana (1808-1825) gozaron durantemucho tiempo de lo que podemos llamar una “entidad liberal”. Los motivos que estaban detrás de otorgar al liberalismo de ambos procesos una enorme presencia, homogeneidad y consistencia variaban significativamente entre el caso peninsular y el americano. Sin embargo, lo importante es que, a fin de cuentas, estábamos frente a una historia política del primer cuarto del siglo XIX hispanoamericanocargada de liberalismo.
Que el liberalismo jugó un papel central en este periodo está fuera de discusión. Si no fuera así, la expresión “liberalismo hispánico” no tendría sentido. En lo que se refiere de las independencias americanas, nuestras reservas frente a las interpretaciones mencionadas no se refieren principalmente al ideario que las alimentó, al discurso que en gran medida lasacompañó, ni a los aspectos institucional-formales que las caracterizan. Como hemos escrito en otro lugar, después de la independencia de los Estados Unidos y de la Revolución Francesa (y hasta, por lo menos, mediados del siglo XIX) es prácticamente imposible concebir un movimiento político de emancipación en el mundo occidental que no sea “liberal” de modo significativo. Lo que nos interesa a nosotrosaquí, sin embargo, es otra cosa: desde una perspectiva histórica e historiográfica, ¿se justifica la insistente utilización, por parte de no pocos historiadores contemporáneos, del sustantivo “liberalismo” y del adjetivo “liberal” para describir y explicar los procesos emancipadores americanos?
No lo creemos y, conviene señalar antes de proseguir, no porque tengamos un “tipo ideal” de lo que esel liberalismo. No es indispensable ningún “tipo ideal” para percatarse de que las interpretaciones antedichas son, historiográficamente hablando, cuestionables. En nuestra opinión, el carácter liberal de los procesos emancipadores americanos debe ser circunscrito, matizado y contrastado. Esto hay que hacerlo no porque muchos de los principios políticos que la inspiraron no fueran liberales(insistimos, en cierto sentido, “tenían” que serlo), sino porque en el contexto hispánico de aquel momento esos principios no bastan para caracterizar como “liberales”, sin más, a dichos procesos. No solamente porque el liberalismo político estaba surgiendo en ese mismo instante histórico en el mundo hispanoamericano (no sólo en términos lingüísticos), sino también porque, conviene recordarlo, setrataba de un contexto profundamente tradicional en términos sociales, con una presencia ubicua y un peso ingente de la Iglesia católica en la vida social y, además, con una economía muy poco desarrollada (en términos relativos, por supuesto, pero con importantes consecuencias para el tema que nos ocupa). Lo expresado en este párrafo sería muy poca cosa desde una perspectiva historiográfica, si nofuera por la cantidad de historiadores que persisten en otorgar al liberalismo hispánico, en su vertiente americana, una consistencia que, nos parece, era bastante menor de lo que estos autores plantean. Se trata, en cualquier caso, de una cuestión de matices.
Nuestro principal interés en este texto es mostrar algunas de las tensiones que percibimos entre nuestra manera de entender elliberalismo hispánico y algunos de los principios hermenéuticos de dos de las corrientes metodológicas más importantes de la historiografía actual: la historia de los conceptos y la historia de los lenguajes políticos (como el lector podrá darse cuenta, dichas tensiones rebasan el marco del liberalismo hispánico). Las dos corrientes mencionadas tienen ya tiempo de haber sido puestas en práctica en el...