el libro de todas las cosas

El libro de todas las cosas
(Guus Kuijer)
Antes de empezar la historia
A ustedes se los puedo contar sin problemas: también para mí el asunto con Tomás fue algo inesperado. En realidad yo quería escribir un libro por completo distinto. Un libro con sentimientos, pero que también fuera divertido. Que tratara de mi infancia feliz. De mi papá, que antes de acostarme me tocaba algo en el violín.¡Era tan bonito! De mi mamá, que lo acompañaba cantando primorosamente. ¡Era tan emotivo! De mis hermanos y hermanas, que me adoraban. De mis amigos, que venían a mi fiesta de cumpleaños a comer panqués. El libro se llamaría Las aventuras de un niño feliz. Me imaginaba que sería un excelente regalo de navidad. No sólo los niños, sino también los papás, los abuelos y hasta el presidente lo leeríande un tirón. De preferencia a la luz de una vela, junto a un fuego chisporroteante y tomando una taza de chocolate caliente.
Pero entonces pasó a visitarme el señor Golpeter. Yo no lo conocía. Él tampoco me conocía a mí, pero sabía quién era yo, porque soy un autor de libros infantiles famoso en el mundo. Lo digo con toda modestia.
El señor Golpeter exactamente la misma edad que yo. Tenía el peloblanco y se estaba quedando calvo. Pero también él había sido niño alguna vez.
Cuando nos sentamos frente al fuego chisporroteante, el señor Golpeter sacó del portafolios un cuaderno bien gordo.
Sé que usted es un escritor que entiende muy bien al prójimo- me dijo.
Asentí con la cabeza, porque era cierto. Poseo una enorme sensibilidad hacia el prójimo.
Tal vez sería mejor que mi sensibilidadno fuese tan grande.
-Por eso quisiera que leyera esto –me dijo entregándome el cuaderno-. Lo escribí cuando tenía nueve años. Hace poco volví a leerlo. Creo que vale la pena. Pero me parece que usted debería leerlo primero, porque tal vez resulte demasiado irrespetuoso e irreverente.
Me asusté.
-¿Irrespetuoso e irreverente? –le pregunté desconcertado.
-Sí, irrespetuoso e irreverente–contestó el seór Golpeter-. Tuve una infancia muy desdichada, y eso hace que uno se vuelva irrespetuoso.
Me qudé mirando el fuego chisporroteante. La irreverencia puede ser un problema, y más todavía en un libro infantil.
-Lo leeré –le dije-. Ya me comunicaré con usted.
Acompañé al señor Golpeter hasta la puerta.
-¿Hoy en día sigue siendo irreverente? –le pregunté antes de que saliera.
El señorGolpeter asintió.
-¿A su edad?
-Así es, por desgracia –me contestó y desapareció en una densa tormenta de nieve.
Ese mismo día leí El libro de todas las cosas de un tirón. Era un libro irreverente. Yo soy una persona muy reverente, pero para mí eso es muy fácil. Tuve una infancia feliz. Me encantaba ir a la escuela toda la semana. ¡El maestro Dentasierra! ¡La señorita Agujas! Y todas las noches eldulce violín de mi papá y la encantadora voz de soprano de mi mamá. No tengo ningún motivo para ser irreverente, pero opino que también los niños desdichados tienen derecho a expresarse.
Llamé por teléfono al señor Golpeter para hacer una cita. Pasamos muchas veladas junto al fuego chisporroteante y así fue naciendo este libro.
-¿Y, Tomás? ¿lo lograste? –le pregunté la última noche, porque yahacía tiempo que nos llamábamos por nuestros nombres de pila.
-¿Qué cosa, Guus? –me preguntó.
-¿Ahora eres feliz?
-Sí –dijo.
Entonces nos tomamos una taza de chocolate caliente.

Uno
Tomás veía cosas que nadie más veía. No sabía de dónde venía eso, pero siempre había sido así. Recordaba un día en que hubo una tremenda granizada que daba miedo. Se refugió en un portal mientras veía cómo elgranizo arrancaba las hojas de los árboles. Luego se fue corriendo a su casa.
-parece que llegó el otoño –anunció-. Los árboles se quedaron sin hojas.
Su mamá miró por la ventana.
-¡Hay que ver las cosas que dices! -dijo.
Tomás vio que su mamá tenía razón. Los árboles seguían repletos de hojas.
-Acá no –dijo-. Pero en la calle Jan Van Eyck se han caído todas las hojas.
-Ya veo –le dijo...