El Neoliberalismo

SAN SALVADOR - Representantes de las Defensorías de la Niñez y la Adolescencia, el Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA) y el Instituto de Derechos Humanos de la UCA estuvimos el jueves 24 de este mes, bajo un caluroso sol de media mañana, frente al portón de Baterías de El Salvador; mejor dicho, fuera de la fábrica Récord porque así se le conocía antes de ser cerrada exactamentehace dos años. Por esa razón, fuimos a solidarizarnos con las personas habitantes de las comunidades aledañas que integran el Movimiento Sin Plomo (MSP). Antes de iniciar la conferencia de prensa a la que habían convocado y en la que tuvimos oportunidad de participar, pude conversar con un ilustre integrante de esa agrupación que derrocha ciudadanía activa y demandante.
 
Se trata de don Emilio,quien combina de forma por demás interesante dos cualidades: sabiduría y sencillez. Un hombre canoso y bonachón, ¿sesentón?, que bien podría disfrazarse de un “Santa Claus” moreno y tropical sin mayor problema. Ese tipazo −de quien quizás no me equivoque al decir que es el patriarca del MSP− me dio una valiosa lección de cómo hacer un análisis objetivo y crítico, lleno de serenidad y dignidad, desdelas víctimas y para defender sus derechos.
 
Me contó algo que ya sabía. Que el viernes 31 de julio recién pasado caminaron, marcharon forzadamente por su situación de consumado daño y continuada vulnerabilidad, desde sus hogares en San Juan Opico y subieron la larga cuesta que pasa por el balneario “Los Chorros” hasta llegar a Casa Presidencial. Bueno, en realidad no llegaron; toparon antescon pared: la Unidad de Mantenimiento del Orden, conocida por sus siglas como “la UMO”, de la Policía Nacional Civil. Creyeron que algún funcionario cercano al presidente Mauricio Funes, recibiría sus solicitudes del todo claras: decretar emergencia ambiental en la zona, retirar las más de treinta mil toneladas de escoria que −tras dos años− sigue dentro de las galeras de la Récord y reparar el dañocausado en agua, suelo, aire y gente. Pero se cansaron esperando y se empaparon bajo la lluvia. ¿Qué ganaron? Desengaño de las personas adultas, mayores incluidas, y sus hijas e hijos enfermos.
 
Casi dos semanas después se reunieron, por fin, con uno de los funcionarios de mayor nivel dentro de la administración Funes; puede ser que el de más alta categoría: Francis, el “Hato”, Hasbún. Pero nocon el privilegio de la exclusividad, sino con otras expresiones ciudadanas justamente quejosas en materia de medio ambiente por la extracción minera, el polémico caso de las represas hidroeléctricas, los basureros a cielo abierto y más. A pesar de todo, no importa que fuera un “atarrayazo” oficial; eso sí, menos frío que el anuncio radial grabado del “hola presidente” y “gracias presidente”. Loque sí importa es lo que don Emilio cuenta.
 
El apreciado “Hato” expresó, con su proverbial ángel, que en estos asuntos había que buscar o encontrar −yo no estaba ahí para detallar sus palabras exactas− el “punto de equilibrio”. De esto último, sí da fe don Emilio. Y le creo, conociendo al estimado “Hato”. Pero en estas cuestiones las palabras, por muy bonitas que suenen, hay que analizarlascon Ellacuría en mano: desde los pueblos oprimidos y las mayorías populares para su liberación. Y ahí viene la “lección aprendida” por mi persona y que agradezco al buen ser humano que me motivó a escribir estas líneas, dejando de lado tentadores asuntos como el discurso de Funes en Naciones Unidas −tiempo habrá− y las picardías que quieren reglamentar dentro del Órgano (per) Judicial, frenadashasta el momento por gente ética, así como el novelón del aterrizaje −gozoso para unos y provechoso para otros− de “Mel” Zelaya en Comalapa. Pero, sobre todo, lo condenable de la tragedia vivida por el hermano pueblo hondureño a manos de politiqueros inescrupulosos antes, durante y después del “cuartelazo” ocurrido el pasado domingo 28 de junio.
 
Palabras más, palabras menos, don Emilio encaró al...