El relato, la realidad, la historia.

ISFD 95 – P. Filosófico-Pedagógica – 1º Historia

R. Lisandro Amado

El relato, la realidad, la historia



Sobre la lengua y el poder

La lengua es un campo de batallas. Toda palabra es un producto cultural, y como tal, su razón de ser, su sentido es el que la cultura le otorga. Y la cultura es otro campo de batallas, o, desde un punto de vista, puede decirse que el mismo. Son luchaspor la significación, por lo que puede y no puede decirse, y por lo que se insinúa al decirlo o no.

Si puede equipararse el campo de batallas de la lengua con el de la cultura, y a la vez este no puede despegarse del de el poder, es porque lo que se dice o no tiene efectos materiales sobre la vida humana. Inquisición, Conquista del desierto, Raza aria, Guerra preventiva. Son sólo un par deconceptos fuertes, que permiten ilustrar el peso de las palabras en la acción del humano sobre el humano. Nadie negará que se vive y se muere por palabras. Por valores, ideales, fundamentos, palabras al fin. Se vive, se muere y se hace vivir de distintas maneras: Libre mercado, Estado benefactor, Socialismo, Comunismo. Maniático, Sodomita, Villero. Son también palabras. Y nos dicen que soñar, comovivir, con quienes y contra quienes, qué lugar deberemos ocupar, qué hacer y qué no, qué pensar y qué no.

Entonces, queda claro: Las ideas en las que creemos o no, los nombres que damos a todo lo que percibimos, construimos o imaginamos se construyen y modifican constantemente según lo que resulta de las batallas en la cultura y en el ejercicio del poder. Ningún concepto empieza y se termina ensu propia definición. Todo lo que se dice proporciona datos sobre el pensamiento y la cosmovisión de la persona que lo dice y de la sociedad en la cual lo dice. Todo lo que se dice tiene base en ideas previas y trae a la mente otras ideas. No podría decirse “libro” si no existiese el significado de “escritura”. Y al decir “libro” se abre un abanico de posibles relaciones con otras palabrasculturalmente relacionadas, como “literatura”, “estudio”, “saber”, por citar sólo tres ejemplos entre los muchos que nos propone el bagaje cultural que nos acompaña en la interpretación. Queda claro a su vez que toda significación toma formas distintas según la visión de quienes la interpretan y la matriz cultural a través de la cual lo hacen.

Esto no es explicado para llevar la interpretaciónlingüística, y con ella toda acción reflexiva, a un relativismo que niegue la misma existencia de lo material, o el sentido de toda acción humana. La postura planteada es relativista, porque comprende a todo hecho como algo que, sacado de su contexto, pierde su significado inicial. Pero es un relativismo que admite la condición de objetividad, es decir, de existencia, de los hechos enunciados. Estosignifica: Las cosas que se nombran existen más allá del acto efímero de nombrarlas. Cuando se habla, se refiere a objetos que pueden ser materia pura, y construcciones sociales; y que pueden además ser ficticios. Pero tienen una materialidad fuera de la mente de quien habla. De otra manera, quien escucha no podría comprender lo dicho, al no encontrarle significado alguno. La materialidad no es natural,inherente al objeto. Es construida y compartida socialmente, por un número siempre limitado de personas, sea este el de un grupo reducido que comprende, por ejemplo, los significados de un concepto académico, o el de la inmensa comunidad de la cultura globalizada contemporánea, en el que el significado de “dinero” es comprendido de manera relativamente homogénea por todos, y se traduce en unaexistencia material bien tangible.


Degenerando el discurso científico.

La lengua es una batalla campal, pero no es una batalla desordenada. En el complejo tensionar de las palabras se pueden definir discursos: Unidades de texto (oral o escrito) en las que se enuncia algo. Pueden ser tanto una simple oración como un libro entero, dependiendo de la forma en que se lo analice. Lo que importa...