El retrato de dorian gray
—Un momento, por favor.
El oficial bajó el sable.
—¿Qué pasa? —preguntó—. ¿Has cambiado de idea? ¿Quieres confesarte?—No es eso —respondió con calma el prisionero—. Lo que quiero es advertirle que el tercer fusil empezando por la izquierda tiene un taco en el cañón, y puede ocurrir una desgracia.
Lo justohubiera sido perdonarle la vida, pero lo fusilaron de todos modos. El oficial que dio la orden lo explicó en estos términos: «En esa guerra no se valoraban tanto los gestos aunque fueran tan admirablescomo éste.»1
Aunque a muchos les cueste creerlo, así como en la Guerra Civil española no era determinante el valor de los gestos, tampoco lo es en la guerra espiritual que se libra en cada corazón.Los gestos de lealtad, de fervor patriótico y de valor que se admiran en la guerra física surten el mismo efecto que los gestos de sinceridad, de buenas obras y de penitencias en la guerra espiritual.A pesar de lo admirables que son, ni la oposición sincera, ni las obras de caridad ni los esfuerzos humanos pueden salvar la vida espiritual de nadie.
Para los españoles que lucharon en la...
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