El Sentido De La Vida

El sentido de la vida: “Yo soy la Vida”
8. En la raíz de todos estos fenómenos se halla la pérdida del sentido de la vida y el desprecio a la persona. La
gloria de Dios, que figura en el objeto fundamental de nuestra Congregación (cf CC 2), es que el hombre viva
(Ireneo de Lyon), que el pobre viva (Oscar Romero), que la naturaleza viva (Pablo de Tarso). Damos gloria a Dios
anunciando que“el Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona y el
Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio” (EV 2). La pasión por la vida pertenece, pues, a la
entraña misma de nuestra vocación misionera.
9. Jesús nos revela el sentido de la vida:
• Después de haber hecho de su existencia un servicio a la vida, pudo decir con toda verdad: “Yo soy lavida” (cf
Jn 14,6).
• Nos reveló con palabras y signos al Dios de la vida (cf Mc 12,27), que quiere que todos sus hijos e hijas vivan.
Es el Padre que, cuando regresa a casa el hijo pródigo, se alegra y organiza una fiesta porque estaba muerto y “ha
vuelto a la vida” (Lc 15,32).
• Declaró finalmente que “el espíritu es el que da vida” (Jn 6, 63; cf 2 Cor 3,6). El Espíritu es una ley delibertad
que nos da la vida en Cristo Jesús (cf Rom 8,2).
• La comunión con él, muerto y resucitado, nos hace luchar por la vida, y da sentido a todas las situaciones
humanas, en especial a las más dolorosas: las tragedias provocadas por la naturaleza, las consecuencias
inhumanas de la injusticia y de la ambición, la enfermedad y la misma muerte. Nos dice que “quien ama su vida
la pierde” (Jn12,25), y que quien entrega su cuerpo y su vida para la salvación del mundo -como Él mismo en la
Eucaristía- “la gana para siempre”.
10. María es la madre de la Vida. Isabel la llamó bendita a causa del fruto de su vientre y de su fe. Como pueblo
de Dios la aclamamos “vida, dulzura y esperanza nuestra” (Salve Regina). También le suplicamos que ruegue por
nosotros, “ahora y en la hora denuestra muerte” (Avemaría). A ella nos entregamos en nuestra Profesión (cf CC
159). A través de ella recibimos vida abundante. Es la Mujer del Apocalipsis que da a luz entre las amenazas del
dragón y que se refleja en la Iglesia también madre, en medio de las amenazas a la vida (cf Ap 12,1-2). El
Magnificat proclama su compromiso por un mundo donde reine la vida (cf Lc 1,46-55). La definicióndel hijo del
Inmaculado Corazón de María manifiesta cómo podemos asemejarnos a ella, proclamar la vida y luchar contra
todo lo que la amenace (cf CC 9).
11. Como Pedro en la puerta Hermosa del templo, también nosotros, testigos de tantas amenazas a la vida,
confesamos humildemente: “No tengo plata ni oro; pero lo que tengo te lo doy: ¡En nombre de Jesucristo, el
Nazareno, echa a andar!”(Hch 3,6). Hemos recibido la vocación de ser ministros de esa Palabra que, pronunciada
y servida “en nombre de Jesús”, es fuente de vida: sana, libera, resucita, da horizonte y sentido. ¿No encontramos
aquí la clave evangélica que necesitamos para entender el verdadero significado del servicio a la vida?
3. La Palabra de la Vida
12. La Palabra, a la que hemos sido confiados (cf Hech 20,32) ya la que servimos:).
• Anuncia el Evangelio de la vida: descubre, acompaña y potencia todos los brotes de vida que el Espíritu, Señor
y dador de vida, hace surgir en nuestro mundo. En este sentido, nuestro ministerio de la palabra se hace
consolación de Dios para las personas que más sufren la degradación de la vida. Se hace “principio
misericordia” para los derrotados por las heridas, elfracaso, la culpa y el pecado. Ofrece un horizonte de
esperanza a los que creen que la vida humana no tiene ningún sentido: somos hijos del Dios de la Vida, que no
permitirá que sus fieles vean la corrupción (cf Sal 16; Hech 2,27.31-36).
• Denuncia las múltiples amenazas contra la vida que descubrimos en cada contexto. La fuerza de la Palabra no
retrocede ante prejuicios, modas,...