El Sueo y la Agonia
Páginas: 44 (10850 palabras)
Publicado: 2 de septiembre de 2015
El Sueño y la Agonía
CUADRO PRIMERO
El cuarto de estudio de Sor Juana Inés de la Cruz, en el convento de San Jerónimo, en la ciudad de México, la mañana del 4 de Octubre de 1683. Sor Juana tiene 34 años de dad, y aparece sentada en un sillón amplio ante un escritorio, en el que se ven algunos papeles, un tintero, varias plumas y un libro abierto que ella está leyendo. Frente al escritorio hayotro sillón. Al fondo, detrás de ella, un mueble grande lleno de libros, algunos mapas enrollados, un sextante, una brújula, un astrolabio y otros instrumentos. Del lado derecho, hay una puerta y del lado izquierdo una ventana. Sor Juana está vestido con el hábito de las monjas jerónimas, en el que apreciamos la amplitud de las “mangas de ángel”, el ancho y largo escapulario de color negro, elescudo de la orden que representa la Anunciación y un enorme rosario, tal como se muestra en los retratos que de ella pintaron Juan de Miranda y Miguel Cabrera. Después de una breve pausa, la puerta se abre y entra Sor Refugio, una monja muy joven, sencilla y de carácter alegre.
Sor Refugio: Disculpa hermana, sé que te molesta que te interrumpan cuando estás leyendo o escribiendo, pero acabo deenterarme de que hoy en la noche se estrena tu comedia “Los empeños de una casa”.
Sor Juana: Sí, esta noche será el estreno, en honor del señor virrey y de su esposa, así como del nuevo arzobispo, monseñor Aguiar y Seixas, quien acaba de llegar a esta ciudad.
Sor Refugio: ¡Qué emoción debes sentir! Espero que sea muy aplaudida. ¡Cómo me gustaría estar ahí!
Sor Juana: A mí me gustaría también, paraoír las críticas y los comentarios. Pero no podemos salir de estos grandes muros que nos tienen enclaustradas, lo cual me priva de ver mi propia obra representada.
Sor Refugio: Pues cuando menos, antes de venir aquí, tu viviste algún tiempo en la corte virreinal. Debe de haber sido una experiencia maravillosa.
Sor Juana: No tanto, hermana, no exageres. Pero además eso fue hace ya varios años,cuando ingresé como dama de compañía de la virreina Doña Leonor.
Sor Refugio: Algunas veces me he imaginado en sueños lo que debe ser el mundo de la corte. ¿Por qué no me cuentas algo de eso?
Sor Juana: No sé si deba hacerlo. Ahora me parece ya un mundo de fantasmas. Conservo algunos recuerdos agradables, pero otros no.
Sor Refugio: ¡Cuéntame, cuéntame! No seas tan reservada. He oído decir quetenías muchos admiradores que te pretendían. Que deslumbrabas a todos los que frecuentaban el palacio.
Sor Juana: (Sonriendo) ¿Quién te contó eso?
Sor Refugio: Los pajaritos que andan revoloteando en el jardín. Dicen que tuviste amores apasionados.
Sor Juana: Otra vez estás exagerando.
Sor Refugio: Pues aunque la madre superiora nos tiene prohibido leer tus versos, he podido leer algunos queaquí en el convento pasan calladamente de mano en mano.
Sor Juana: (Sonriendo de nuevo) Con razón la madre superiora me tiene tan mala voluntad.
Sor Refugio: Es por envidia, hermana, porque ella no tuvo eso en su juventud.
Sor Juana: No podemos saber lo que a ella se refiere.
Sor Refugio: ¿Cómo iba a tener algo, siendo tan fea como es? Y además, siempre la veo de mal humor.
Sor Juana: No estábien que hagas ese comentario, sor Refugio.
Sor Refugio: (Siempre alegre) Todas las monjas lo hacen... Pero anda, hermana, cuéntame algo de cuando viviste en la corte.
Sor Juana: Yo tenía quince años cuando pasé a vivir con la virreina, y permanecía hasta los dieciocho en su compañía. En es tiempo hubo de todo, hermana. Muchas ilusiones y algunos desengaños.
En ese momento se oscurece elescenario, y luego, el lado izquierdo se ilumina, creando con la luz un nuevo espacio escénico, en el que aparecen la virreina Doña Leonor, marquesa de Mancera, dialogando con un caballero al que daremos el nombre simbólico de Silvio, que la propia Sor Juana Inés utilizó en sus poemas.
Silvio: Es un raro privilegio el que acabamos de disfrutar, señora marquesa. No salgo de mi asombro todavía. ¿De...
CUADRO PRIMERO
El cuarto de estudio de Sor Juana Inés de la Cruz, en el convento de San Jerónimo, en la ciudad de México, la mañana del 4 de Octubre de 1683. Sor Juana tiene 34 años de dad, y aparece sentada en un sillón amplio ante un escritorio, en el que se ven algunos papeles, un tintero, varias plumas y un libro abierto que ella está leyendo. Frente al escritorio hayotro sillón. Al fondo, detrás de ella, un mueble grande lleno de libros, algunos mapas enrollados, un sextante, una brújula, un astrolabio y otros instrumentos. Del lado derecho, hay una puerta y del lado izquierdo una ventana. Sor Juana está vestido con el hábito de las monjas jerónimas, en el que apreciamos la amplitud de las “mangas de ángel”, el ancho y largo escapulario de color negro, elescudo de la orden que representa la Anunciación y un enorme rosario, tal como se muestra en los retratos que de ella pintaron Juan de Miranda y Miguel Cabrera. Después de una breve pausa, la puerta se abre y entra Sor Refugio, una monja muy joven, sencilla y de carácter alegre.
Sor Refugio: Disculpa hermana, sé que te molesta que te interrumpan cuando estás leyendo o escribiendo, pero acabo deenterarme de que hoy en la noche se estrena tu comedia “Los empeños de una casa”.
Sor Juana: Sí, esta noche será el estreno, en honor del señor virrey y de su esposa, así como del nuevo arzobispo, monseñor Aguiar y Seixas, quien acaba de llegar a esta ciudad.
Sor Refugio: ¡Qué emoción debes sentir! Espero que sea muy aplaudida. ¡Cómo me gustaría estar ahí!
Sor Juana: A mí me gustaría también, paraoír las críticas y los comentarios. Pero no podemos salir de estos grandes muros que nos tienen enclaustradas, lo cual me priva de ver mi propia obra representada.
Sor Refugio: Pues cuando menos, antes de venir aquí, tu viviste algún tiempo en la corte virreinal. Debe de haber sido una experiencia maravillosa.
Sor Juana: No tanto, hermana, no exageres. Pero además eso fue hace ya varios años,cuando ingresé como dama de compañía de la virreina Doña Leonor.
Sor Refugio: Algunas veces me he imaginado en sueños lo que debe ser el mundo de la corte. ¿Por qué no me cuentas algo de eso?
Sor Juana: No sé si deba hacerlo. Ahora me parece ya un mundo de fantasmas. Conservo algunos recuerdos agradables, pero otros no.
Sor Refugio: ¡Cuéntame, cuéntame! No seas tan reservada. He oído decir quetenías muchos admiradores que te pretendían. Que deslumbrabas a todos los que frecuentaban el palacio.
Sor Juana: (Sonriendo) ¿Quién te contó eso?
Sor Refugio: Los pajaritos que andan revoloteando en el jardín. Dicen que tuviste amores apasionados.
Sor Juana: Otra vez estás exagerando.
Sor Refugio: Pues aunque la madre superiora nos tiene prohibido leer tus versos, he podido leer algunos queaquí en el convento pasan calladamente de mano en mano.
Sor Juana: (Sonriendo de nuevo) Con razón la madre superiora me tiene tan mala voluntad.
Sor Refugio: Es por envidia, hermana, porque ella no tuvo eso en su juventud.
Sor Juana: No podemos saber lo que a ella se refiere.
Sor Refugio: ¿Cómo iba a tener algo, siendo tan fea como es? Y además, siempre la veo de mal humor.
Sor Juana: No estábien que hagas ese comentario, sor Refugio.
Sor Refugio: (Siempre alegre) Todas las monjas lo hacen... Pero anda, hermana, cuéntame algo de cuando viviste en la corte.
Sor Juana: Yo tenía quince años cuando pasé a vivir con la virreina, y permanecía hasta los dieciocho en su compañía. En es tiempo hubo de todo, hermana. Muchas ilusiones y algunos desengaños.
En ese momento se oscurece elescenario, y luego, el lado izquierdo se ilumina, creando con la luz un nuevo espacio escénico, en el que aparecen la virreina Doña Leonor, marquesa de Mancera, dialogando con un caballero al que daremos el nombre simbólico de Silvio, que la propia Sor Juana Inés utilizó en sus poemas.
Silvio: Es un raro privilegio el que acabamos de disfrutar, señora marquesa. No salgo de mi asombro todavía. ¿De...
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